Viaje utópico
El zumbido lunar del motor.
Al volante, el enroscamiento
de una serpiente negra,
la mano glacé de Madame.
En su pelo crujiente,
el gato hambriento de millas
se relame el bigote
después de cada hito.
Madame tiene que viajar muy lejos.
Llueve una sinfonía,
y el ala de una paloma gris limpia
sin pausa
el scherzo, el andante, el allegro
del parabrisas.
El reloj de arena se desgrana veloz
junto al taquímetro.
Sobre los pechos fríos, sobre los
hombros fragantes de Madame
se dispara
el tiempo
con el tiempo de la marcha.
Madame tiene que viajar,
viajar—
el reino de Zeus
está aún muy lejos.
Al volante, el enroscamiento
de una serpiente negra,
la mano glacé de Madame.
En su pelo crujiente,
el gato hambriento de millas
se relame el bigote
después de cada hito.
Madame tiene que viajar muy lejos.
Llueve una sinfonía,
y el ala de una paloma gris limpia
sin pausa
el scherzo, el andante, el allegro
del parabrisas.
El reloj de arena se desgrana veloz
junto al taquímetro.
Sobre los pechos fríos, sobre los
hombros fragantes de Madame
se dispara
el tiempo
con el tiempo de la marcha.
Madame tiene que viajar,
viajar—
el reino de Zeus
está aún muy lejos.
En 21 poetas alemanes, Visor Libros, Madrid, 1980
Selección y traducción de Felipe Boso
Envío de Jonio González
Foto: Petrarca Netz
(Fuente: Campo de maniobras)
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