Historia de todos los días
Levantarse
y encender el fuego de la estufa,
en el cerebro después del aspar del humo,
en los ductos de los huesos fríos de insomnio,
y buscar el camino a la mano,
desde la mano al vaso de bebida,
los remanentes de las cenizas de ayer en los vacíos de la cara,
tal vez una tormenta de viento empujada por los pájaros
pueda revivirlos todavía,
y vagar
de un cuerpo a otro,
y como reyes nómades: buscar el terruño cotidiano,
y, habiéndolo encontrado
o no,
pasar la noche en la carpa de una única sonrisa,
y caminar en la Creación como un extraño,
para respirar en el amanecer
veneno de los árboles,
el polvo de hierro de los pueblos,
para ir a todas las guerras.
para usar las hojas de lilas alrededor del cuello
como un collar de perro
y, entendiéndolo todo
y entendiendo nada, separarme de lo que amo
y enardecerme por lo que he amado,
descaradamente, como el hombre alquilado
de mi propia vida.
Sándor Csoóri, incluido en Herederos del kaos (17 de noviembre de 2021, San Francisco/Barcelona).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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