miércoles, 21 de octubre de 2020

Margarita Aliguer (Odesa, Ucrania, 1915 - Rusia, 1992)

 





Vivo en este mundo
con una bala en el corazón.
No voy a morir todavía.
La nieve cae.
No anochece.
Los niños juegan.
Uno puede llorar,
cantar canciones.

Pero no pienso ni llorar ni cantar,
vivimos en la ciudad y no en el bosque.
No olvidaré lo visto
y llevo en el corazón lo que conozco.

El invierno de Kazán, huidizo,
níveo y luminoso, pregunta:
- ¿Cómo vivirás?
- No sé.
- ¿Sobrevivirás?
No sé.
- ¿Cómo no te mató la bala?

Cerca del final pero aún viva,
quizá porque
en la lejana ciudad de Kamsky,
donde las noches son más claras por la nieve
y el frío audaz toma lo que considera suyo,
se ponen a hablar y a correr
mi felicidad y mi inmortalidad.

- ¿Cómo no te mató la bala,
cómo resististe su plomo de fuego?

Decidí seguir viviendo
cuando vi el final 
acercarse a empujones calientes
y mi corazón me reveló
que algún día sabré contar
este sufrimiento en mis poemas.

- ¿Cómo no te mató la bala
o no te tumbó el golpe?

Si estoy viva
es porque cuando se agotaron mis fuerzas,
desde los paraderos lejanos
y los callejones sin salida, tapados con nieve,
detrás de las montañas, vi
a los tanques en movimiento,
y en los bosques
a las bayonetas erguidas,
advino,
empezó a brillar
el día de la victoria
rodeando la tierra con su ala.

Ese día fui abriéndome paso
a través de la desgracias
mías y ajenas.


1941

 

 

 

(Fuente: Animales en bruto)

 

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