(La jaula invisible)
No he venido hasta aquí para elevar una queja.
No haré apología de las sombras.
Tampoco gritaré a los cuatro vientos
las bondades del cirio o del farol.
Pero sí daría lo que fuera por cambiar
los breves destellos de luz de este confinamiento
por el brillo de la luciérnaga que, en libertad
y desde el crepúsculo hasta el alba,
no duda en iluminar el frágil ecosistema de la charca.
(Haiku del confinamiento)
Duelen los labios
heridos de silencio,
áspera vaina.
(inéditos)
(Fuente: Voces del extremo)
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