sábado, 31 de octubre de 2020

Nuria Ruiz de Viñaspre (España, 1969)

 

 

la muerte es un hecho diario

 

 

 

no hay manera

mi caldera está llena de óxido         vacío

nervio-hueco

 

no hay manera sin espada ni metales

solo ovejas esquiladas

solo sangre en vena

solo sangre envenenada que elogia al hueso

y lo oxigena

solo la sangre en vez de nada

 

y el hambre y los ciegos y los niños sin maneras

 

curioseé desabrigada y quemé la herida

no hay manera sin el óxido

 

intenté congeniar con mi carne abierta

adaptarme al oxidado músculo

alternar ligamento al arte

esquilar el amianto de mi fracturado cuerpo

de mi escombro

 

pero no hay manera

porque no hay maneras sin arterias

las arterias que oxigenan

—esas locas de la casa

 

 

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los estribos de la tierra

son aquellos oxidados huesos que en la vida nos dimos

nuestros dedos

caballos estériles de cinco patas

que plantamos yermos en esta porción de piedra

—relinchar equino por regiones

anatómicas—

 

hipocrático animal que juraste en tu cruz más alta

la ética de nuestro propio vacío

 

anatomía del agarre

que con esa misma gravedad nos grava

 

 

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el glaucoma orbita mi ojo

mientras la brújula de mi nuca decelera su curso

 

lloro metal argénteo para cicatrizar mi herida

y no perder el progreso de mi cornea

—bonanza de la fibra más nerviosa—

 

pero mi gato aminora el mercurio de su pulso

y mi mermada órbita            mi retina

y su ángulo

degradan el iris en la hendidura de mi surco

no advirtiendo en la ecografía

el tiempo que tenaz se acerca al delirio

 

 

 


En Órbita cementerio

 

               Luces de Gálibo

 

             (Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

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