miércoles, 21 de octubre de 2020

Manoel de Barros ( Cuiabá, Mato Grosso, 1916 - Campo Grande Mato Grosso del Sur, Brasil, 2014 )

 

 

Autorretrato hablado



Vengo de un Cuiabá garimpo y de callecitas tortuosas.
Mi padre tuvo un puesto de bananas en el Beco da
           Marinha, donde nací.
Me crié en el Pantanal de Corumbá, entre animales del
           suelo, personas humildes, aves, árboles y ríos.
Aprecio vivir en lugares decadentes por puro gusto
           de estar entre piedras y lagartos.
Hacer apreciar lo despreciado es algo que me place.
Ya publiqué 10 libros de poesía; al publicarlos me
           siento como deshonrado y huyo al Pantanal
           donde soy bendecido a garzas.
Me busqué la vida entera y no me encontré — por eso
           fui salvado.
Descubrí que todos los caminos llevan a la ignorancia.
           No fui a parar a la alcantarilla porque heredé
           una chacra de ganado. Los bueyes me recrean.
¡Ahora soy tan ocaso!
Estoy en la categoría de sufrir de moral, porque sólo
           hago cosas inútiles.
En mi morir hay un dolor de árbol.



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En las Metamorfosis, en doscientas cuarenta fábulas,
           Ovidio muestra seres humanos transformados en
           piedras, vegetales, animales, cosas.
Un nuevo ejercicio sería que los entes ya transformados
           hablaran un dialecto cosal, larval, piedral etc.
Nacería un lenguaje madrugante, adánico, edénico,
           inaugural –
que los poetas aprenderían – siempre y cuando volvieran
           a los niños que fueron
           a las ranas que fueron
           a las piedras que fueron.
Para volver a la infancia, los poetas también tendrían
           que reaprender a errar la lengua.
¿Pero esto es una invitación a la ignorancia?
¿A inocular el idioma en los mosquitos?
Sería una demencia peregrina.



///



El río que daba la vuelta detrás de nuestra casa era
           la imagen de un vidrio blando que daba la vuelta
           detrás de la casa.
Después pasó un hombre y dijo: esa vuelta que da
           el río detrás de tu casa se llama ensenada.
Ya no era la imagen de una culebra de vidrio que
           daba la vuelta detrás de casa.
Era una ensenada.
Creo que el nombre empobreció la imagen.

 

 





Traducción: Teresa Arijón
Fuente: http://www.con-versiones.com/nota1040.htm
Enlaces:  http://www.elfikurten.com.br/2011/02/manoel-de-barros-natureza-e-sua-fonte.html


(Fuente: El poeta ocasional)


 

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