jueves, 22 de octubre de 2020

Dario Canton (9 de Julio, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 1928)

 

 


Plegaria
 

Santa madre de las bibliotecas
vos que podés poco
como yo
rogá por nosotros
tus fieles
y por nuestros hijos
librálos de todo
mala men
te
protegélos del fuego
accidental
deliberado
de las ratas
del sol
el agua
el aire
las polillas
de lectores ladrones
maniáticos
coleccionistas
dañinos
de bibliotecarios aburridos
incompetentes
descuidados
de mudanzas
reorganizaciones
inventarios
de la falta de espacio
de presupuesto
de las consecuencias del progreso
a veces torcidas
de los errores humanos
voluntades al margen
y más si son buenas
de tanto que no sé
ni puedo prever
rogá por ellos
señora
hacé que se multipliquen
sus ediciones sin erratas
en todas las lenguas
rogá con el mazo
señora
para que no mueran
los lean otros
despacio
se acuerden de mí
por siempre jamás
 
 
 



Confesión
 

La tapa del escritorio
que fue de nuestro padre
y hoy tiene mi hermano
está vencida
desde hace años
como treinta y cinco
y nunca fue arreglada;
simplemente
uno no se apoya en ella
y
para mantenerla cerrada
coloca en la parte superior
en la hendija
un pedazo de papel doblado
que ayuda a sostenerla.
Si intento ser preciso
en la descripción
es porque soy el culpable;
fui yo
apoyado en ella
pensando intensamente
en una mujer
que me gustaba
cuyos ojos y tetas
y piernas y labios y pelo y risa
—nunca se lo dije
¿morirá sin saberlo?—
fui yo el que la rompió
 
 

(del libro: CANTOLOGÍA POETICA 1975-2019;
Librería Hernández; gentileza del autor)




(Fuente:  La Boblioteca de Marcelo Leites)
 

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