PORNĒCRATIE DESTINO
En la isla de Kusadasi
por el camino de las prostitutas
coloqué mi pie desnudo
sobre la huella de mármol
de un pie antiguo que marca ese camino.
Mis piernas envueltas en
piel de lagarto
y yo, culona como negra
llevo en la entrepierna una mandrágora.
En unos años llenaré mis pechos
con agua de mar.
Camino a solas
y una mariposa blanca
revoloteando presagia los orgasmos.
Lo reconozco, desde entonces
he buscado uno cada día.
MI MADRE EN EL BIDET
Cuando
yo era niña y mi madre acababa
de tener relaciones con mi padre, se apresuraba
al baño y dejaba la puerta entreabierta.
Mi
madre desnuda
con las piernas abiertas y en cuclillas
sentada en el borde de la taza de baño.
Con una de sus manos frotaba su origen del mundo,
y con la otra vertía agua de un recipiente de plástico.
El lunar negro en su seno derecho
y los pezones como capullos de rosa
realzaban sus pequeños pechos de Venus.
Luego
se levantaba un poco del bidet
para lavar la espuma
de
su profuso pelaje negro
y se entreveía su labia rojiza y coral.
Salía con apremio y como una ninfa en el paraíso
se aleja balanceando con gracia
sus hermosas nalgas.
Aún no sé si todo esto fue para demostrar
que ella sería la reina de todas las perlas
y de todos los huesos, y que todos los cerdos
y todos los perros debían esperar.
(Fuente: Nalgasylibros)
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