martes, 27 de septiembre de 2022

Mario Arteca (La Plata, Argentina, 1960)

 

CIERTAS NOCHES DE VERANO EN CUCAMONGA

                                                               a los hermanos Cellini
                                                               a Horacio Fiebelkorn
 
 
 
¿Cómo era aquello de fracasar con un lápiz
en la mano cuando podíamos haberlo hecho
con una lapicera? Somos faros habitados
por una voz, ya que algo demasiado quieto
podría estar perfectamente muerto.
Es como llegar al mercado de camellos
en el momento donde la subasta se cerraba.
De todas formas, lo que sacaba de útil, casi
me daba igual, para luego crear algo sólido
que nos sobreviva. “Hágame caso: la vida
es lo que nos creamos con nuestras obras”,
dijo en blanco y negro el hombre rico
a un oscuro y atontado Giovanni Pontano,
más preocupado por salir indemne esa noche
que cualquier otra cosa, y donde los espejos
brillaban para los invitados despeinados
por el viento furioso de un jardín de luxe.
En tanto, cuatro parejas desconocidas
de antemano se arrojaban en palomita
al piletón del lavadero climatizado
de la casa, y con eso alejar el fantasma
de un cóctel de siete clases de bebidas,
más témperas, dirigidas a la destrucción
del equilibrio personal. Pero sólo sé que
este tipo de seres pasa por muy inteligente,
en lo que respecta a hacer carrera en el sentido
ordinario. Por aquellos tiempos sufría mucho,
porque me encontraba feo como el diablo.
Da lo mismo. El diablo: lo que rescatamos
de la portada de un disco de Ozzy Osbourne,
envuelto para regalo junto a un Rutini Malbec
cosecha 2016 y un libro de Victor Frankl,
o cuando ponías toda tu atención en cómo
un búho se las arreglaba para ladrar como
un perro, del mismo modo en que agrupamos
grandes trozos de borrado y conseguir del arte
un escape de la biografía. La suma de verdad
utilizable se da porque sí, viene mezclada
por error; pero es por tu bien, ya que en estado
puro te quemaría las entrañas. Uno no puede
preguntarse qué tan vivo está en realidad
y golpear la ventana del departamento
de un amigo en madrugada. Ya lo saben,
si algo está resuelto, simplemente pónganlo
en el estante y no vuelvan a pensar en ello. 
 
 
27 de septiembre de 2021

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