Un puñado de tierra: a Réne Lévesque
Propuesta:
unámonos a Quebec
si Quebec no quiere unirse a nosotros
no me importa lo más mínimo
ser gobernado desde Quebec City
por canadiens en vez de canadienses
de hecho la flor de lis
y la hoja de arce
son sólo símbolos y nuestra verdadera lengua habla del interior del propio país
Escucha:
puedes oír a un suave viento soplar
entre los altos abetos en Vancouver Island
es el mismo viento que conocimos
susurrando a lo largo de Cote des Neiges
en la isla de Montreal
cuando éramos amantes y no teníamos dinero
Una vez volando en una pequeña Cessna 180
sobre aquel gran lomo de montañas
en donde un continente intenta alcanzar el cielo
me pregunté quién posee esta tierra
y supe que nadie es su dueño
pues somos inquilinos solamente
Retrocede un poco:
a casas con tejados a cuatro aguas en la Ile d’Orléans
y esparcidas a lo largo de la carretera a Chicoutimi
las escasas casas de troncos que quedan en Ontario
chozas de tepe en soleados lugares de las praderas
disueltas en lluvia hace mucho
las piedras que pusimos una sobre otra
unas cuantas de las cuales aún permanecen
aquellos orígenes
en los que nacieron niños
en los que amamos y odiamos
en los que edificamos un lugar sobre el que estar
¿y ahora debemos derribarlo?
—y aquí formulo todas las preguntas más viejas
de mí mismo
las razones para estar vivo
el modo de gastar este regalo y agradecerle al dador
mas no hay modo
Pienso en el pequeño hombre pulcro
fumando sin parar en la sede del PQ Lévesque
en la Avenue Christophe Colombe en Montreal
donde tomamos café juntos seis años atrás
Yo le digo ahora: mi lugar está aquí
donde Cote des Neiges Avenue Christophe Colombe
Yonge Street Toronto Halifax o Vancouver
este lugar es donde estoy
donde todos mis errores fueron cometidos
donde crecí desgarbadamente y supe lo que era
y esto es canadiense o canadien
no me importa cuál de los dos
Chozas de tepe quiebran el horizonte en las praderas
luego se disuelven en lluvia
las casas con tejados a cuatro aguas de Nueva Francia lo mismo
mas sin ser francesas ya
como tampoco nosotros somos ya ingleses
— casas de piedra caliza
alpendes y cobertizos que edificaron nuestros padres
en los que murieron nuestras madres
antes de que los bosques se desplomaran
moradas fantasmas
sólo este puñado de tierra
por un tiempo al menos
no tengo otro lugar adonde ir
Al Purdy, incluido en Antología de la poesía anglocanadiense contemporánea (Los libros de la frontera, Barcelona, 1985, selec. y trad. de Bernd Dietz).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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