MATRIARCA LOXODONTA
Madre, soy coqueto por naturaleza.
Honesto recuerdo de sangre
en boca de carroñeros.
Nunca te olvidaré:
compañero de batallas. El magnetismo
líquido nos atrajo
por kilómetros contra reloj.
Llegué a la meta solo. Me alentaste tendido muerto
a pocos metros del charco. Serás prueba carnal
en la importancia que tienen las distancias
y los procesos fisiológicos.
Tu esqueleto al sol
marcará el hito. Una guía en la rutina
de seguir nubes oscuras.
Uso tu costilla como pincel, hermano
y pinto cuadros renacentistas
con recuerdos de arena
sobre juntar las trompas.
Soy un romántico enamorado del agua.
Inventor del rally, nada duro me afecta.
La ruta es una verdad. El grosor de la piel
me protege de los prejuicios que acarreo
por mi tamaño. Desde joven
aprendí la humildad de los ojos pequeños.
Todo está en tu lágrima de vida: esa mirada constante
y atenta sobre huellas redondas
acusan el andar sediento de piernas que ven
saltos en el aire
con envidia de marfil.
(Cicuta)
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