No hay humano
que profane
las nupcias del ave
y la tragedia del reptil.
los fuegos en las cumbres
y el gran vacío y la gracia,
y la isla temblequeante,
la mordida lengua,
la idea e instante de la idea,
y el arma
que vacila
y tiene primacía;
aquí
la vivaz fachada,
el anfiteatro del embuste,
sus ávidos parajes
y esa enjoyada mano
que blande
pulseras de latón
y selladas puertas.
- Inédito -
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