Pitágoras (wikipoema)
La escuela de Pitágoras dispuso
por leyes matemáticas, el número
daba traducción buena
la esencia de las cosas.
Otros señores presocráticos estaban preocupados
por el mismo principio:
Para Thales el agua,
Para Anaxímenes el aire,
Heráclito decía el orden procedente
de la contienda entre contrarios.
Anaximandro prefería lo que no tiene límite,
lo eterno indefinido.
Dentro de la filosofía griega
esta etapa se llama
momento cosmológico.
El caso es que Pitágoras oyó los intervalos
entre las notas de la lira
y dijo:
pueden llamarse como números.
En el espacio hacían triángulos,
cubos, pirámides, cuadrados.
Las unidades aritméticas tenían
extensión espacial, eran
todas las cosas
los elementos materiales
agregados de puntos
conjuntos
unidades numéricas.
Y hubo el inicio de la ciencia musical.
Uno de sus discípulos
que se llamaba Jámblico
relata esta leyenda:
Cuando una vez Pitágoras pasó por la herrería
oyó sonidos emitidos por unos martillazos
que daban cuatro esclavos en metal sobre yunque.
Tres producían sonidos consonantes,
el cuarto disonaba.
Intercambiaron los martillos
pero el sonido no variaba según la fuerza diferente de los cuerpos esclavos.
Lo que sonaba dependía de los puros martillos.
Al llegar a su casa
Pitágoras armó un experimento
hizo el primer laboratorio que registra la historia:
agarró los martillos
ató sus pesos a unas cuerdas de longitud igual
hasta escuchar sus notas
y descubrió que los que consonaban
tenían pesos que hacían proporción
con los números seis
ocho
doce.
Para modificar el peso del último martillo
desarmonizador
hizo una masa y le agregó
un pedazo de arcilla
hasta que que pudo oír
algo agradable y deducir
la relación siguiente
de sonidos armónicos:
1/2 (octava)
3/4 (cuarta)
2/3 (quinta)
Después se puso a fabricar un instrumento
Proveyó de parámetros numéricos
a distintas longitudes de cuerda
sometidas a tensiones iguales.
Lo llamó monocordio.
Piola sonora, caja de resonancia
y una regla graduada,
lo que se dice un cánon.
Entonces se le vino a la mente:
así como estas relaciones
regían la armonía musical,
había otras análogas
gobernaban los astros
en eternos movimientos circulares.
Y todo el Universo se le hizo
una caja de música
un diapasón gigante y emisor
de un sonido no audible
por perfecto
que las esferas producían todo el tiempo.
Los planetas giraban, daban vueltas
alrededor del Sol
cantando cada uno su orbital melodía:
Mercurio voz soprano,
Tierra y Venus contraltos,
Marte el solo tenor
Saturno y Júpiter los bajos.
Todo el tiempo la música.
Y quien pudiera oírla, hallara acuerdo
concordancia
una manera de estar a gusto con el Sol,
se curaba.
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