La edad de la inocencia
No se nos pasó la edad
simplemente fuimos dando un rodeo
y a ese rodeo le llamamos vida.
Fuimos olvidados y olvidamos
se nos llamó y no acudimos
amamos y no fuimos encontrados.
Pero no se nos pasó la edad
tan sólo dejamos escapar los trenes
en el andén de las oportunidades perdidas.
Nunca pretendimos estar
ni en el momento, ni en el lugar adecuado,
por ello nos reconocemos
siempre que nos alejamos.
Y hemos aprendido a sonreír
a maquillar el dolor y sentirnos cerca
cuando reconocemos la ausencia y la ternura
en esa mirada que ha forjado el tiempo
sobre lo mejor de nuestros años.
Porque no se nos pasó la edad
simplemente fuimos dando un rodeo
y a ese rodeo le llamamos vida.
(Fuente: Voces del extremo)
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