LAS VISITAS
Arrastras el trapo, el de secar el piso
que, en breve, ocuparán las visitas.
y deberás colocarte el hombro en su lugar,
tu ojo que anda solo detrás de unas hormigas
y tu pie, que viene del desengaño
a llevarte a sus pequeños cementerios.
Deberás disimular la luna que criaste de pequeña
y tu tabla de la adivinación, allí, secando
después de una rabia o de una lluvia.
Tu pan caliente y tu pan enfermo
debes arrojarlos lejos, porque vienen las visitas.
Y al amor devolverle la temperatura
su color azul, sacarle la venda.
Yo que iba a ser anfitriona
ahora que miro mi reino tapado por la alfombra
quisiera que mis desperdicios no iluminen tanto.
No hay nada intacto aquí,
todo fue, a su modo, atacado por la vida:
las estampas por las arañas,
mis huesos por las vacunas,
las cortinas por miradas de personas.
No tengo gatos, si los tuviera serían los únicos
que sentirían calor de hogar entre mis andrajos.
Pero somos livianos, tenemos primitivos los cuatro elementos.
Nuestra tierra también es habitable.
Y aunque mis palomas celen,
en este reino hay niños dormidos abrazados a muñecos.
(Fuente: Somari colectivo litarario)
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