2 poemas de KOTOD AMA
piedra sobre piedra tras piedra, la piedra
Piedra cuadrangular.
El búho reposa en la lubricidad del pensamiento.
José Ángel Valente.
A piedra piedra
nos hicimos una muesca tras otra en la indiferencia
quizás permisividad, tolerancia a negro sobre negro,
hasta negar el negro,
relativizar el sufragio de las voces a favor de la torre levantada con las otras manos siempre.
Mostramos nuestras piedras sin pudor a reivindicarlas
sin actos que las hastían,
las destruyan, las deleznables piedras
nos permiten el deterioro del acto puro.
Este es el tiempo del Cartón Mojado
impedidor de casa y techo,
la comida y su musgo en el paladar
tiempo de invernadero, cajón callado.
Esta es la lluvia de noche en las ventanas sin cristales,
hay un mar de azul y olas en un pasillo,
vienen como hordas de ahogo,
respiración detenida,
pulmones frágilmente abiertos,
cierre de oxígeno que se pierde.
A veces guardamos insectos cansados en el pecho como joyas de nácar.
A veces, solo a veces, alcanzamos la plenitud tras una larga cola para colonizar los lomos ajenos.
Y no, no van a permitirnos
los barquitos ni las branquias en los laterales, gratuitamente,
de nuestro cuerpo indolente al salvaje histórico que hicimos crónico …
para saltar rápidamente a lo siguiente, pantalla veloz.
Este océano, este diluvio universal, esta estepa extraña. Este Detenido no guarda prisa.
El páramo del mundo conocido se extiende ante los ojos, antes no sabíamos como de lineal y pequeña era nuestra humanidad.
No lo sabíamos todos a la vez.
Apenas algunos nombraban las grietas, otros vociferaban, otros guardaban en arcones objetos, materiales para llamarse dueños de sus vidas.
Y entonces dicen
vino Dios, o la madre Tierra a decir Basta.
¿Y bastó para que bastara?
¿Bastará ahora?
¿Lo diremos nosotros?
Para, para, carrusel de los días,
para egoísta, mansedumbre callada,
para para, niña triste,
niña púrpura grandilocuente,
para hombre gordo,
para harapienta horda de monstruos carnales,
locos, organistas de sus territorios.
Vete a la cueva, mira la lluvia caer, escóndete de ti mismo primero.
He ahí que todo
Lo humano no es ajeno
Hasta lo contrario…
¿Lo diremos nosotros?
nacer a la mudez
Desde el gran púlpito/ donde la carcoma se propaga y verdea/
las gárgolas risueñas me dan la mano
y allí/ señalo/ desde el cuello de la jirafa
los sucios enseres/ que dejáis por las ciudades
parecen mutaciones de la vida
peces aleteando su aliento a ras de la tierra.
Veo el vertedero
sobre el que los pies descalzos se ponen de puntillas/ pululan los juicios
como astrolabios negros
y la orilla no da pan al hambriento
y la arcada me cierra los ojos de bruces
las plantas de mis pies no saben hacer de las aguas/ campos/
entonces/ me digo/
soy solo otro fraude efervescente
entonces/escribo/
la mudez me salva.
La carcoma en la palabra se hace animal de compañía/ una enfermedad elegida.
En los últimos años, la política (y con ella, el mundo) ha dado un giro:
la realidad cada vez importa menos.
Lo que importa es eso que vilmente han dado en llamar "el relato".
Controlar la narrativa de los hechos.
Balbina Jiménez. Kotod Ama. Huerga & Fierro, 2023
/Fuente: Voces del extremo)
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