Los árboles se deshacen en una esfera de niebla
En la niebla que rodea los árboles, se desprenden las hojas,
que ya desfiguradas por la lenta oxidación, por la fralta
de savia en favor de las flores y los frutos, empiezan a
aflojar con los calores de agosto.
La corteza la cruzan unos surcos verticales por los
que la humedad se desentiende hasta el suelo de las partes
vivas del tronco.
Las flores de desparraman, los frutos se depositan. Desde
la edad más tierna, resignar sus cualidades vivas y partes de
sus cuerpos se vuelve para los árboles un ejercicio familiar.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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