Soneto a la que no existe
No supe en qué momento del camino
perdí el compás, la brújula y el mapa
y quedé sin espada y sin capa,
flotando como un náufrago marino.
Vendrán a verme apariciones mías,
me traerán tal vez flores y silencio
y un espejo con el que me sentencio
a esperar las arrugas cada día,
mordido por la sal y por las olas,
aferrado a una tabla y no ahogarme
o acosado por peces y sus colas;
preguntándome si vendrás a amarme,
meciéndome en esta extraña carriola,
esperando a que vengas a salvarme.
en Amar o Desarmar: He ahí el dilema, 2022
(Fuente: Descontexto)
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