Ilustración de Brunna Mancuso |
CADERAS
Yo no soy bonita
ni lo quiero ser
porque las bonitas
se echan a perder.
Un día te despiertas y allí están. Listas
y esperando como un Buick nuevo con
las llaves con el motor prendido. ¿Listas
para llevarte a dónde?
Sirven para cargar al bebé cuando
estás cocinando, dice Rachel dándole más
rápido a la cuerda de saltar. No tiene
imaginación.
Las necesitas para bailar, dice Lucy.
Si no las tienes, puedes volverte
hombre. Nenny lo dice y lo cree. Ella es así
por su edad.
Muy bien, digo yo antes de
que Lucy o Rachel se burlen de ella. Es
bien tonta claro, sí, pero es mi hermana.
Pero lo más importante es que
las caderas son científicas, sigo yo,
repitiendo lo que Alicia ya me dijo.
Por los huesos puedes saber si un
esqueleto es de hombre o de mujer.
Florecen como las rosas, le digo
porque obviamente soy la única que puede hablar
con alguna autoridad; la ciencia está de mi lado. Los huesos un buen día
se abren. Así nomás. Un día puedes decidir tener niños, y entonces,
¿dónde los vas a poner? Deben tener espacio. Los huesos dan de sí.
Pero no tengas muchos porque el trasero se te ensancha, así es la
cosa, dice Rachel, cuya mamá es ancha como lancha. Y nos echamos a
reír.
(...)
de La casa en Mango Street, Vintage Books, 1984
Traducción de Elena Poniatovska y Juan Antonio Ascencio
Ilustraciones: Rafael Castro López
Edición electrónica por: Freddy Alb. M. L., Sinuhé.
Neiva, Colombia, Febrero de 2005 - Febrero de 2008
(Fuente: Emma Gunst)
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