TRES DE LOS CIEN POEMAS APÁTRIDAS
Me he esforzado en ser comprensible
y he intentado hablar de tal modo
que aquello que digo
y por qué razones
y con qué fin lo digo
fueran claramente inteligibles
para aquellos a quienes hablaba
Pero ¿qué es lo que han entendido?
Recuerdo un chiste
en el que un niño
que llegó tarde a la escuela
echaba la culpa al hielo
afirmando que por cada paso que daba
había resbalado dos pasos hacia atrás
Algo parecido me había sucedido también a mí
«Pero entonces, ¿cómo lograste venir?»
preguntó el maestro
«Muy sencillo: abandoné la tentativa
y únicamente procuré
regresar a casa»
Algo parecido me está sucediendo a mi
Quiero intentar
no esforzarme ya más
en ser comprensible
Solo intentaré regresar
a mi casa, al hogar
de donde salí
y que ya no existe
En mis tiempos de colegial
me reí mucho
del chiste del hielo
Aún lo recuerdo muy bien
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PERPLEJIDAD
¿Por qué
todavía escribes
poesías
sabiendo que
por este medio
solo llegas
a minorías?
me preguntan amigos
impacientes de que
con sus métodos
únicamente llegan
a minorías
Y yo no tengo
ninguna respuesta
para ellos
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ALIVIO PARA LOS GOBERNANTES
Siempre que sea posible
nuestra política consistirá
en no llamar política
a nuestra política
Por ello nos alegramos
y nos mostramos agradecidos
de que nuestros enemigos
se contenten con la política escueta
y nos entreguen sin lucha
en calidad de integrables
la literatura y el arte
y la cultura general
Cien poemas apátridas
Traducción de Michel Faber-Kaiser y Francisco J. Elvi
Luces de gálibo
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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