Barbara, cementerio de Powązki, agosto de 2015
que también se llama Barbara Wajszczuk
pero con acento: Bárbara
mi hermana que fue llamada Bárbara porque sí:
mis padres no sabían que había existido esta otra Barbara
esta doble de riesgo suyo
que tiene una lápida plana
donde crece el moho
verdoso
donde los años están limando
la piedra
y van ocultando la leyenda con su nombre
Barbara Wajszczuk
nacida en Krasnystaw
de ojos verdes y piel como las rosas del jardín de sus abuelos en Siedlce
de cabello castaño, oscuro, con peinado recogido en todas las fotos
de sonrisa fácil, chispeante, un tanto regordeta
enfermera de combate
de la compañía Scout del batallón Gustaw
enterrada en el cuadrante A-25
fila 5
del cementerio militar de Powązki
con el privilegio de una tumba con su nombre
al lado de la calle principal
bajo un árbol
un pino, creo
que le hace sombra permanente
Barbara Wajszczuk
Sanitariuszka
Lat 18
dice la leyenda borrosa sobre la piedra
no está sola
yace enterrada con una amiga
que murió junto a ella
quién sabe si realmente serían amigas
o si sólo murieron tomadas de la mano por pura desesperación
Halina Soroczyńska
también enfermera, también scout
dieciséis años
las dos comparten la lápida
con su cruz y su símbolo del AK
con la leyenda que dice: murieron en su puesto
como si hubieran muerto tan valientes y no aterrorizadas
en la Ciudad Vieja
el 28 de agosto de 1944
es la tercera fecha distinta que veo de su muerte
murió el 20
murió el 26
murió el 28
las fechas a veces están mal puestas
me dicen
lo más probable es el 26
y yo me desespero
porque no es lo mismo
no puede ser lo mismo
en ese tiempo comprimido
de esos dos meses con la muerte dando vueltas a su alrededor
no es lo mismo
no puede ser lo mismo
a los dieciocho años
haber vivido seis días menos, dos días más
Dejo en la tumba un gladiolo blanco, y otro rojo
que até con una cinta
también roja, también blanca
que me dan los familiares
del batallón Gustaw-Harnaś
-dos batallones que se unieron en uno solo cuando ya quedaban pocos en ambos-
van mapa en mano
entre las tumbas
chequeando
que ningún soldado
del batallón Gustaw-Harnaś
se quede sin su flor
en estos días de homenajes
Me acordé de la tristeza que me daba
cuando era chica
y visitaba la tumba de mi abuelo
en el cementerio municipal
ver a su alrededor las tumbas rotas, ninguna flor
Y aquí estoy hoy
yo que nunca voy a los cementerios
dejando una flor sobre la tumba
de Barbara Wajszczuk
que es a la vez mi familia y una desconocida
Quiero poner gladiolos
rojos y blancos
en las tumbas de todos sus amigos
como cuando era chica
y robaba flores de la lápida de mi abuelo
para adornar las otras
las rotas, las descascaradas, las que no tenían visitas
la memoria se pega donde quiere pegarse
ahora se pega a Barbara
Y cuando regreso al memorial del batallón
una mujer
cuyo su padre era tío de Barbara y también insurgente
me abraza
y veo el nombre de Barbara
escrito en el monumento con otras decenas de nombres
y los bisnietos de un primo lejano
de Barbara, también insurgente
que fueron
poniendo gladiolos rojos y blancos en cada sepultura
de los chicos del batallón Gustaw-Harnaś
me dicen que el cuerpo de su bisabuelo nunca fue encontrado
pienso en el extraño
gris
privilegio
de que estemos papá y yo
frente a la tumba donde yace Barbara Wajszczuk
Me sube algo por el estómago
un estertor que sólo yo escucho
y no sé por qué
si por ella
por mi abuelo borroneado en mi memoria
por papá
o por toda esta historia
que dice algo de nosotros
que sé que horada algo en nuestro nombre.
*****
En "Chicos de Varsovia" Ed. Sudamericana, 2017
(Fuente: Daniel Rafalovich)
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