El gato y el ratón
En la cumbre poblada de ovejas, bajo un sol tremendo,
el ratón se agazapó, a sopesar la oportunidad
que no tuvo el coraje de aprovechar.
Como el tiempo y el mundo
son demasiado viejos para el cambio, los ocho kilómetros
circundantes -bosques, granjas, poblados- zumbaban su estupor
bochornoso de estar vivos.
En dos o en cuatro patas, qué contrato es rezar:
a los ojos de Dios, o a los de un gato.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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