jueves, 28 de septiembre de 2023

Charles Wright (Tenessee, EEUU, 1935)

 

Arte poética II
 

Me doy cuenta, después de todos estos años, que soy creyente:
creo en lo que el trueno y el rayo tienen que decir;
creo que los sueños son reales,
y que la muerte tiene dos represalias;
creo que hojas muertas y aguas negras llenan mi corazón.
Moriré como una nube, bello, blanco, lleno de nada.
El cielo nocturno es un ideograma,
una tarjeta de código perforada,
que piensa que es la palabra del porvenir.
Piensa esto, pero es sólo la Biblioteca del Último Recurso,
la luz reflejada del Gran Malentendido.
Dios es el fuego al que mis pies están sujetos.
 
 
 

Veranillo II
 

Mientras las hojas caen de los árboles, el cuerpo cae del alma.
Mientras la memoria firma la trascendencia, escamas caen del corazón.
Mientras la luz del sol retorna a su oscuro carrete,
noviembre es una quemadura y un dolor.
Un buitre ingresa al cielo de la tarde avanzada.
Sangre residual en las venas del roble.
Domingo. Cestos de reciclaje como floreros en la banqueta.
En otro lugar, enterrado hasta las axilas,
alguien muere a pedradas.
En otro lugar, la trascendencia nos busca.
En otro lugar, esta historia está siendo contada por otra persona.
El camino celestial se ha perdido,
y no sirve mirar al cielo.
Aun así, las estrellas, las estrellas otoñales, empiezan a destellar y transverberar.
El cuerpo cae del alma y el alma despega,
una droga moral y errante.
Este es un fin sin una historia.
Este es un pequeño brazalete de flamas en tu muñeca.
Esta es la serpiente en el Jardín,
su rubio cabello, su rubio cabello.
Vivimos en dos paisajes, como Agustín pudo haber dicho,
uno que es eterno y divino,
y uno que es sólo un patio,
hojas y pasto muertos en noviembre, morados en primavera.
 
 

Versión de Alfonso Aispuro
 
 
(Fuente: Alejandra Boero)
 

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