IDENTIDAD DEL TIEMPO
Siempre este empeño bien arraigado en la carne
de hacernos creer que el tiempo es una forma
prostituida del
acontecer y que,
por tanto, puede hacerse
el uso que nos venga en gana de él.
Siempre la jodida noción de que el tiempo gira gris
en una órbita ociosa
y de que el presentimiento de su pérdida
es lo que se estira y encoge en uno con el peso
de un remordimiento
que nunca terminamos de soportar.
Cuando en verdad de lo que se trata
es de comprobar que uno es al tiempo
lo que el tiempo a uno
en razón de que somos la misma
vaina que él.
En: Paisaje sin lugar, 2020
EL ESPECTADOR
He aquí un individuo bien informado.
Tiene por cabeza un televisor.
En los ratos de ocio, cuando su ojo no se vierte sobre sí para
formar una pantalla virtual,
suele usarlo como asiento con el que se permite buscar sitio
entre las ideas del espectador.
Acostumbra desprenderse del aparato para colocarlo entre sus
posaderas y el suelo
siguiendo la costumbre de las aguadoras.
El cuello le sirve de enchufe: es la conexión suprema. Pero si no
fuese por el televisor no tendría cabeza más que para mostrar el
lugar de donde le fue arrancada.
Su naturaleza es el nudo firme de la información.
En: Tácticas de vigía, 1982
En: Oh smog, 1977
(Fuente: Al pial de la palabra)
No hay comentarios:
Publicar un comentario