De "La muerte no tendrá la última palabra", 2
A Olga OrozcoEnrique MolinaGerardo BurtonHéctor Miguel Ángeliy Miguel Ángel Viola
Duermo. Duermo aquí. He despertado.
Vuelto al mundo, oigo a lo presente real con sus ecos, todo en sombras,
desde las sombras,
y tiemblo en lo visible que se apoya en mis párpados como un cuchillo
Despierto, sin los sueños piadosos de mí,
desnudo aquello que sosiega mi alma
solo, y envuelto por los fríos de cada una de las cosas
me veo en la esgrima de mis ojos
torneado por mi hiriente mirada
y herido soy todos los abandonos, el hueco de unión
entre la luz y lo oscuro, la caída hacia la apariencia de los lados opuestos
No duermo. No despierto: En este extraño estado
me recibe un jeroglífico indescifrable: la esférica dimensión
la giratoria esfera en fuga de Dios
Ah, Dios te atraviesa en tu eje y tu centro
la rotación de salto mortal por un ángulo del
abismo y a lo alto siempre
aún con cierta posibilidad.
No, no se unen los lados y opuestos nos rotan
digo con una sola ala
con su aleteo negro en el desorden
Moviéndose, moviendo
y agitándonos
La muerte no tendrá la última palabra,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2021
(Fuente: Otra iglesia es imposible)
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