COMPRARÉ LA CASA DE MIS PADRES
Defenderé la casa de mi padre
Gabriel Aresti
Nunca deseé tener nada en propiedad, pero
―ahora que el viejo ha muerto y mi madre por fin
se ha podido ir a vivir a una planta baja― voy
a comprar la casa de mis padres: un modesto
piso de protección oficial, en un barrio
habitado mayoritariamente por mineros,
que fueron enterrados en vida hace muchos años.
No recuerdo cuántas veces me expulsó papá,
o me prohibió la entrada, en aquel hogar de ladrillo
barato. Tampoco voy a decir que yo fuera un santo,
pero ningún hijo se merece que su propio padre
lo desahucie, aunque él me dejaba siempre bien
claro que esa no era mi casa.
Por eso voy a comprarla, y blanquearé la sucia
hipoteca de dolor y rabia incrustada en las paredes,
pues el rencor enmugrece.
Y siempre habrá una habitación lista para
que se hospeden la alegría y la ayuda mutua
en esta casa.
Inédito
(Fuente: Voces del extremo)
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