XIX
ya no te reconozco
ni en la cadencia, ni en el pálpito hoy recuerdo sólo el roce de la muerte liviana
hace tiempo que no resguardo
no hago más que citar vanamente
toda esta menudencia gratuita que te nombra
en esta vigilia donde subyace hasta un posible encantoni siquiera eras la sombra
ni siquiera eras aquello
que no me atreví a tiempo a decirte
pero has logrado la vergüenza
has logrado que ya no puedate ganaste mis ganas
de no ser eso que fui
a mí me abrumó el tiempo
me hastiaron las ganas
de buscar la coyuntura
de perder todas mis horas
hablando allá atrás
atrás siempre es muerte extrañar resulta extraño
rememorar lo que no tuve me queda un ningún.
un primer amor que no fue.
no me queda religión,
no me queda identidad,
más me quedan varias lenguas
para nunca poder descifrar
la retórica original:
que impronta imborrable deja
la primera ausencia en la vida de los otros.
En MERCED, Textos Intrusos, 2016.
(Fuente: Aire nuestro)
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