Mi precioso comandante de madera
con el pecho lleno de medallas
de madera, que te cuelgas
a cada momento en que casi ganas,
quieres las vendas
antes incluso de las heridas.
Mi amor por ti es el amor
de una estatua por otra: tenso
y estático. Mi general, enrolas
mi cuerpo en tu heroica
lucha por volverte real:
aunque prometes rescates de bronce
me sostienes por el tobillo izquierdo,
de modo que mi cabeza barre el suelo,
mis ojos están cegados,
mis cabellos entrelazados de cintas blancas.
Me convierto en una horda, todas idénticas
y rígidas, te seguimos
esparciendo tributos florales
debajo de tus cascos.
Magnífico en tu caballo de madera
apuntas con tu mano adornada de flecos;
el sol se pone, y todo el mundo
sale al galope en dirección opuesta.
En Posturas políticas
Traducción de Edgardo Dobry y Andrea Montoya
Navona Editorial
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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