UN FRAGMENTO DE NUNCA-DE-SUS-OJOS
Quien pueda descifrar el rostro de un infarto
que siga este poema.
Sólo soy un sonido que no entiende.
Ya sé ya sé que aquí no hay nada eterno
y nunca es necesario otro eslabón.
Es obvio que tú no necesitas opiniones
y yo porque soy yo me lo permito.
Hiciste un mal negocio estoy segura
ya sé ya sé con ojos del mar lo he repasado
hiciste un mal negocio.
Hermosa mercancía se llevaron
cenizas recogimos.
Ya sé ya sé sabemos
sabemos hacer corros de vieja que amontonan
certezas en sus cestos con lenguas de serpiente
y luego se santiguan y se van.
Sabemos y sabemos y no sabemos nada-
Quien pueda defender esta penumbra
que acuda a otra calleja.
Sólo soy una espina que responde
Y que sabrán los niños
que juegan en la orilla con los juncos
Y qué dirán si un día te recuerdan.
Y quién les contará tu verdadera historia.
Iría a tu portón a reclamar.
Nunca viniste a remover las migas de mi mano.
Iría a tu portón.
Están las casas viejas aun más viejas
y es fácil encontrarse algunos rostros.
A veces estas casas son muy sabias
a punto del escombro nos colocan
en un rincón suave de memorias.
Largas horas mirábamos las vacas
nos vemos ya más altos
crecer entre cristales dolorosos.
En esta casa ya no vive nadie.
Nos dice muy bajito quiénes fuimos
me dice que arreglemos nuestras cosas
y bajo muy bajito nos advierte
que no abramos la puerta.
h-elena rodríguez
nunca-de-sus-ojos y otras semillas
Amargord ediciones
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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