He visto ángeles y obispos levitar,
he visto gentes de ropas oscuras
entre las luces de un salón de baile,
(todo lo cual me hace feliz
por un motivo que no entiendo).
He visto a las
últimas grandes manadas
marchar hacia el crepúsculo despacio,
sabiendo, era evidente, la importancia de la escena,
y abrían un gran hueco en el aire, un sitio donde
me senté a mirar
el caer de las cosas en el alma,
y era el murmullo de una gran duración,
un brindis, por así decirlo, un silencio entre dos notas,
y era, en el reverso de la hora y el minuto, el estar,
y era el moverse acompasado de los pastos al viento,
y las partículas de la materia, y las galaxias y etcétera.
He visto un pentagrama, un mantel a cuadros, un cruce de caminos.
II
Como un caer
de a poco
del agua en el agua,
puesta nomás a hacer
lo que sabe, caer,
caían las
cosas
al alma.
como si al fin hallaran
su lugar las palabras,
o crepitara, a
pesar de todo, un rescoldo
(soñé que hallaban un lugar las palabras,
al crepitar de, a pesar de todo, un rescoldo).
III
Como fundando su lugar las palabras,
como resacas de lo que nunca ocurrió.
Como los frutos del árbol
del paraíso, pudriéndose
(¿cantos de cisne? ¿música de las esferas de acá?).
Y era como si el tiempo en esa escena empezara
o (¿no es lo mismo?) llegara a su fin
(algo en la escena iba llegando a su fin, o empezaba,
entre otras cosas que no entiendo).
He visto alas oscuras en un campo amarillo.
(Fuente: Meta Poesía)
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