Entre el poema y yo
hay un ángel custodio
y un monstruo de tres cabezas.
Uno crea esperanza
y el otro la destruye;
mientras tanto yo,
sin la fuerza de Heracles
ni la sabiduría de Raziel,
me desintegro en el poema
y, desparecido, vuelo
del paraíso al infierno. Y al revés.
(Fuente: Arborecer Horizontes)
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