miércoles, 4 de mayo de 2022

Rafael Cadenas (Venezuela, 1930)

 



Rilke (Frag.)

 

Las cosas supieron, más que los hombres,
de su mirada
a la que se abrían
para otra existencia.
Él las acogía transformándolas
en lo que eran, devolviéndolas a su exactitud,
bañándolas en su propio oro,
pues ¿qué sabe de su regia condición
lo que se entrega?

Piedras, flores, nubes
renacían
en otro silencio
para un distinto transcurrir.

Su reposado mirar
nunca se llegó a ellas con motivo.
Sólo sus ojos querían.

Ahora lo echan de menos,
las gentes pasan de prisa ¿hacia dónde?
Las cosas
quieren ser vividas.


Vivir
albergado,
a la escucha,
prometiéndose a lo mayor,
destierra.

Lo sabías
antes de darte a la obra.

Aquí no puedes ser sino el extraño.

Tu huella conduce a un lugar
que nadie visita.


Cómo pudiste
hacerte
día tras día,
llevándote,
en sigilo,
el alma templada
para resistir
no resistiendo,
en equilibrio
la balanza,
y con paciencia labrar
en ti
adentro
lo que ya no hace frente

(o lo que hace frente a las estrellas).

 

 

(Fuente: Ada Lírica)

 

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