martes, 17 de mayo de 2022

Wolf Wondratschek (Rudolstat, Turingia, Alemania, 1943)

 

OTROS CUATRO POEMAS

  



  


    HOMBRES Y MUJERES


  Las mujeres que conocí necesitaban hombres.

  Conocí hombres que necesitaban mujeres.

  Pero las mujeres estaban solas

  y los hombres estaban solitarios.

  A veces funcionaba.

  A veces hasta funcionaba sin alcohol.

  A veces unos pocos se reían y amaban el uno al otro

  un tiempo, una noche o un año.

  Pero en el séptimo cielo solo rusos

  y americanos.

  Vi vencedores muertos

  y perdedores inventados,

  aquellos con esperanza, los desesperanzados,

  suicidas.

  Vi hombres y mujeres.

  Vi mujeres esperando el amor

  y hombres esperando a las mujeres.

  Vi hombres y mujeres buscando gente

  con genitales diferentes de aquellos 

  de los hombres y de las mujeres.

  Conocí hombres y mujeres

  que pensaban que esta diferencia era anticuada

  y regresaron a la pubertad 

  con hormonas extrañas en sus cuerpos

  y buscaban otros cuentos de hadas que el de

  regresar al Paraíso.

  Y los hombres eran tiernos ahora solo consigo mismos

  y las mujeres permanecieron mujeres aún en sus cabezas

  y traviesas solo en sus mentes,

  una vieja historia, más vieja que

  viejas cartas de amor.


  Y los hombres - ¿queda alguno?

  Y las mujeres - ¿dónde están?


  ¿Qué es,

  este animal,

  hecho de hombres y mujeres,

  y nonato?


  Unos pocos hombres hablan.

  Unas pocas mujeres dan a luz.

  Las víctimas nacen con un grito

  y son desviados a la vida y mueren sobre

  los ecos de la consternación.

  Es la más hermosa de las guerras.

  Amor brutal y violencia romántica

  y la felicidad se estrella fríamente

  contra el sol.


  Conocí hombres que necesitaban mujeres.

  Las mujeres que conocí necesitaban hombres.

  Comienzo y final se repiten

  como estaciones muertas.

  Después de cada historia de amor el siguiente recuerdo

  y luego el olvido

  que nunca termina.


  Y en algún punto todos estamos parados juntos

  en un bar o en una parada de micros

  o una ventana

  y bebiendo

  y esperando

  y cayendo.




  EN LOS AUTOS


  Estabámos tranquilos,

  nos sentábamos en los viejos autos,

  jorobábamos con la radio

  y buscábamos el camino

  que va al sur.


  Algunos nos escribían postales desde la soledad

  a fin de llamarnos para tomar decisiones importantes.


  Algunos se sentaban sobre una montaña

  para ver el sol también de noche.


  Algunos se enamoraron

  aún cuando es un hecho que una vida

  no es un asunto privado.


  Algunos se sentaban por ahí como estrellas de cine muertas

  y esperaban el momento propicio

  para vivir.


  Algunos murieron 

  sin morir por su causa.


  Estábamos tranquilos,

  nos sentábamos en los viejos autos,

  toqueteando la radio

  y buscando el camino

  que va al sur.




  CÓMO CRECÍ


  No pensaba cosas en ese tiempo.

  Cuando llovía pensaba ahora está lloviendo

  sobre el mundo. Nada de viento y yo pensaba

  ahora los aviones se están cayendo, y las manzanas.

  Cosechando manzanas le vi el culo a mi tía

  y pensé ahora te van a poner en un contenedor para locos.

  Me sentaba en los bosques, odiaba todas las flores

  y quería envejecer.

  Sólo leía libros que no entendía.

  No era más grande que la cadera de un cowboy

  cuando sentí algo y pensé en el amor

  y lo hice con la mano

  por primera vez.

  Dolió.

  Los sueños me hicieron sangrar la nariz.

  Hacía chistes, cagué más allá de la taza

  y me jodí los zapatos de domingo jugando al fútbol.

  Ese era el tiempo en el que todavía había artistas del hambre.

  De pronto me quería morir sin razón alguna,

  buscaba en mi cabeza un par de manos

  con las que darle la mano al artista del hambre;

  aún entonces yo era un romántico,

  me sentaba en los bosques, odiaba todas las flores

  y quería ser un poeta-


  pero nada surgió de eso.




  ÚLTIMA PARADA


  Me quedé en la parada de buses

  y esperé;

  y cuando vino el bus me subí

  y esperé de nuevo.

  Delante mío una chica estaba franeleando con su tipo

  y porque no tenía otra cosa que hacer me quedé mirándola

  colgarse de su cuello y a veces

  mirando hacia atrás cómo yo la miraba.

  Me quedé en el bus,

  rockeando la calle con mis piernas

  y no pensando en absolutamente nada:

  en algún punto me bajé, me fui a casa

  y pensé

  "no hay nada que haga que un hombre se sienta más solo

  que la suave risa en la oreja de otro tipo."

 

***




 En una entrevista realizada en agosto de 2016, W.W.

declaraba: "Cuando pensás acerca de la libertad y la escritura,

podrías pensar que debe ser pura diversión ser un escritor. Lo

contrario es cierto. Es el trabajo más duro. Encontrar la pala-

bra justa. Encontrar la música en lo que escribís. En definitiva

encontrar la verdad, encontrar el punto. En una de sus cartas

Gustav Flaubert dice: "Durante un mes estuve buscando esa

sola palabra." ¿Te parece que esto es diversión?


  "La otra noche cuando me dormía pensando en la libertad,

estos son algunos de los pensamientos que se me ocurrieron:

Nadie es libre de decidir: "Mejor no haber nacido". Nadie es

libre de elegir a su mamá y papá y las circunstancias sociales

a las que nace. Nadie es libre en aquello que llamamos "desti-

no". Nadie es libre del temor de fallar o de caer. Nadie es libre

en un mundo que está gobernado por el dinero. Así que nadie

es libre. Y ser un "nadie" es la existencia perfecta para un es-

critor.


 "Para escribir, tengo que estar solo y ser un solitario. Requiere

dos años y medio escribir una novela. Nada de TV, ni diarios; 

no necesitás saber lo que está pasando en el mundo de la polí-

tica. Tengo que preservar el trance en el que estoy. Eso signifi-

ca no estar adicto a una esposa o a la vida social. Simplemente

no sos un ser social.


 "Ser libre como escritor significa no tener ambición. No buscar

el éxito o el dinero o encontrar tu nombre en el periódico. Deja-

le la decisión del valor de lo que escribís al futuro - a cien años

desde ahora.


"De última aún bajo una dictadura, siempre habrá un lápiz y

papel y un cuarto vacío, y una vela para apuntar algo. Con eso

alcanza. No necesitás la fama. No necesitás la tajada de "ser

alguien". Ahí tenés libertad."



 Se crió en Karlsruhe y estudió literatura, filosofía y sociolo-

gía con Hans Georg Gadamer y Theodor Adorno, entre otros.


 Se lo considera un espíritu libre. Al principio se caracterizaba.

como escritor, por su actitud socio-crítica. Después de instalar-

se en Viena, se centró específicamente en narrativas y novelas.


 Muchos de sus trabajos han sido traducidos a varios idiomas.

El ciclo de poemas, "La chica y el lanzador de cuchillos" de-

butó como un ballet en la Ópera Estatal Bávara.

 


 



  FUENTE

  Sitio de Internet: Passing on the Flame.

  Wolf Wondratschek, Seven Poems.

  "Posted on May 24, 2020 by Peter Lach-Newinsky.


  Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)

 

(Fuente: Idiomas Olvidados)

 

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