DOS POEMAS
Acá están los que caminan
el borde del arroyo Ludueña
como quien pasea
a la sombra de eucaliptos
y sonríe a unas niñas con peinetón.
Pero no confundamos hombres
con chanchos.
Nutridos con desechos
del hospital municipal,
muestran, señores del deseo,
el rosado brillante de sus carnes
que no alcanza, no alcanza,
no alcanza para todos.
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POCAS HOJAS MUY VERDES EN LAS RAMAS
POCAS HOJAS MUY VERDES EN LAS RAMAS
Pocas hojas muy verdes en las ramas
de uno y otro álamo, y el resto un sueño;
muro de árboles casi muertos
estirados como juncos altísimos
a los costados del camino.
¿Quién piensa, aquí, en el deseo
de agua que fluye entre la roca?
Tierra agrietada, la mica resecando labios
y la quietud del cielo amenazando tormenta.
Como este largo sendero hacia la nada,
como este largo, largo sendero,
busco eso que vuelva las cosas a su lugar:
alegrarme de estas pocas hojas verdes,
de estar bajo y cerca del cielo
en un camino de montaña,
de la frescura de un río donde las nenas
se mojen los pies, reconociendo,
formas y colores en las piedras.
(Fuente: Meta Poesía)
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