viernes, 28 de enero de 2022

María Negroni (Rosario, Santa Fé, Argentina, 1951)

 

ESCRITURAS
 

el arte es una cosa mental
pero tus manos
alzadas
a lo invisible de mí 
 
como si fueran sordas
al tacto
de lo que no tendremos 
 
quisieron abrir un cauce
 
y así fuimos un río
y nos íbamos
de la boca a la boca
sin más expectativa
que todo
 
y hasta pudiera decirse
que una ciudad perdida
se asomó a tu dibujo
mientras los cuerpos volvían
a saber eso que ignoran
 
 
 

LOS CEMENTERIOS DE PARÍS

 
 
el mismo mapa siempre
 
la misma guerra
a los suburbios del poema
donde el dolor se alitera
sin alcanzar su exilio
 
o tal vez un deseo
de hallar un punto fijo
para la emigración
y la conciencia
 
y después líneas
pájaros absueltos
de su mañana muerta
 
esa música
entre la nada y la cabeza
 
 
 

ISOLDA EN TRES SILOGISMOS
 

la espada entre los cuerpos
a modo de cautela
o quizá
para nacer gracias a un límite
 
algo del rojo de mis labios
como terror a estar desnuda
 
en el bosque desierto
dije de pronto que sí
 
la noche poquísima
la vida añorando
 
la dulce herida
 
 
 

37 MUCHACHAS
EN BUSCA DE UNA MARIPOSA BLANCA
 
 

como si hubiera otra infancia
para venir del mundo
al mundo
en puntas de pie
en ciertas madrugadas 
 
o un hilo
para soltar a ciegas
el horizonte y las palabras
 
esa intuición
de pentagramas blancos
 
ese estupor adentro
sereno casi
 
en dirección a lo absoluto
 
 
 

NOCTURNO
 

nunca vi un cielo así
repleto de batallas
a punto de ocurrir
 
como si hubiera una verdad
en algún sitio
 
o noche diminuta
para un concierto
inmenso
 
no sé de otra espiral
donde mi flor oscura
se tolere
 
incluso plena
incluso abandonada
 
 
 

MONÓLOGO INTERIOR
 

¿cosa busca la noche
cuando aquí prolifera
tu ausencia más palpable
y yo me quedo en vano
cada vez hacia nadie
eco de qué mármol
de qué aurora
luz de sombra de tu luz
que me naciera
o alegoría del oído
esa campana
repicando
por todo paisaje?
 
(Del libro «Arte y Fuga»)
V (canon inversus)
 
una mujer espera
a la orilla del río
para decir lo que no sabe
y el río la ve y no la ve
y ella
en su desnuda inexperiencia
a punto de llegar a lo que busca
eso
que tal vez podría decir
pero no sabe
querer
canta
canta como dormirse
en el regazo del agua
que la escribe
como llamando
al río de su cuerpo
que calla de deseo
en la indecisa noche
que lo inspira
y así
en la medida de las cosas
espera
lo que ansiaría
preferir
un líquido temblor
una música incumplida
para saber qué dice
cuando dice
no saber
otoño en la ribera
abiertamente noche
no hay
más historia que ésta
una mujer que invade
la página nerviosa del deseo
como una muerte atenta
a lo que vive
dentro de ella
esa impaciencia
por ser lo que sería
si el corazón hablara
tranquilo en su orfandad
y el río la ve
y después no la ve
y ella
que ignora lo que supo
sin por qué
la inverosímil casa
de las cosas
canta
está cantando ahora
como emprender un vuelo
hacia sí misma
y el río se va
se va la pena escrita
llevándose su imagen
a las tierras del mar
donde ella todavía
no nació
y es ya una desinencia
 
V
(musiklexicon)
«Vous cherchez trop à comprendre ce qui se passe, cher Monsieur.
C’est un grave défaut».
Jean Cocteau
 
a ciertos besos
a la subida del invierno
es mejor no entrar
se ve demasiado
o demasiado poco
¿Usted sabe quién soy?
sí una idea una prisión arbolada
un gran lobo negro
¿qué clase de lobo?
mi pequeño sol de aquel lugar
esas nieblas
así es
todo tiene su sombra
su cuerpo
a medio hacer
había una vez una vez
una vez
¿hay alguien?
¿una niña
de acá para allá
de allá para acá
nunca más allá de?
entre lo que no llega y lo que ni siquiera
cabría esperar que llegue
todo y nada
la demanda absoluta
de la vida
a ciertos fríos
a ciertos besos oscuramente sueltos
mejor no entrar
no hay qué decir
no hay cómo no decir
lo que no hay
había una vez
un aquí
había un aquí
allí
¿Usted sabe quién soy?
sí la historia de la palabra nunca
el destello de una noche al frotarse contra otra
¿qué clase de noche?
una traición a la infancia
así es
todo tiene su cesto
de significantes rojos
esas nieblas
donde la pena adorna
la caminata inmóvil del poema
y el Deseo canta
lejos
muy lejos
el inconcluso cuerpo
de lo real
 
VI
(accidentien)
Buenos Aires no es
la ciudad de los amantes
al viajar
las flechas se distraen
el otoño
llega a un lugar equivocado
o no llega
los barcos
como pequeños cortejos
entre palabra y palabra
se beben el viento el odio
la triste rosa sexual
es difícil alcanzar
el enigma que se es
naturalmente
la confusión de estar en un cuerpo
nunca emigra
a lo sumo
Buenos Aires muere
como una ciudad inclinada
tienen miedo los barcos
a no poder salir
a no querer salir
de la jaula obscena del lenguaje
en realidad
nada ha empezado todavía
nada podría empezar
cuando buscamos lo absoluto
y no encontramos sino flechas
distraídas
es así
no tan breve la cárcel
no tan breve el cadáver
de la rosa sexual
para salir hay que entrar
no por la izquierda
sino por la izquierda
los barcos mienten cuando escriben
mienten cuando no escriben
las decisiones toman un cariz
un poco
trágico
oh Sócrates
haz música
un motín
en el hogar del miedo
no resuelve el enigma
del miedo del hogar
a lo sumo
como esas flechas que llegan
y nunca han existido
las palabras
mueren como deben
luz encerrada afuera
ciudad que no he de escribir
 
VII
(intemporare)
ciertas músicas
hablan
de lo que siempre no habla
como un poema sobre nada
vuelan en la noche
de aquello que no existe
o existe en la serenidad de las preguntas
de un pájaro agraciado
canta lo que es
y se apresura a morir
para nacer de nuevo
al don breve del mundo
a ras del ala el canto
a ras del canto
la flecha distraída
por su propio esplendor
y su desdicha
llueve
adentro de la música
la música es el mundo—dice el agua
la música es el agua—
dice la sed que escribe
en el pequeño laberinto
armónico del cuerpo
luz leída o cielo memorioso
que somos y no somos
en el inquieto río
de tu nada
ah vida
como otra infancia
esta vez más adentro
el ruiseñor de sombra
cruza el lenguaje
nota contra nota
tu lluvia hospitalaria
no sabe decir cómo es
y no importa
 
VIII
(quodlibet)
«ir volver
de un adónde a un adónde»
Susana Thénon
 
es difícil aquí
no precisamente el Canto X
del Paraíso
¿y?
mucho mejor que irse
y después repetir
cada tanto
éramos había
a veces es tan raro
hay una máquina de guerra
per me si va tra la perduta gente
oh eso
juro que vomito
si escucho una vez más
«todavía cantamos»
no será para tanto
se trata de vivir ¿no?
hoy esto
mañana lo mismo
hay un jardín arrasado
abril mueve memorias
eso es todo
bueno
casi todo
a veces
también es hermoso
la partera canta
en el hogar del miedo
¿será posible?
más o menos
siempre más o menos
te ordeno que sueñes que sufras
que hagas el amor
más o menos
así es
domingo tras domingo
aquí o allá
la sombra al cuello
el inhallable
caracol
¿y después?
después nada
sin que nadie lo anuncie
un día cualquiera
aparece con vida
la palabra cuerpo
hay que ver cómo canta
la ciudad exiliada
 
IX
(ricercare)
«m’illumino
d’immenso»
Ungaretti
 
algo llega
o es como si llegara
en pequeñas oleadas de sed
a algún país de mí
a punto de surgir
como una luna
como una oscuridad
al borde de la noche llega
o pareciera que llega
sin llegar
crece el agua
en mi lenguaje aproximado
como un secreto mío
que aceptara morir
aparecer
ardiendo en la ternura
que va de nadie a nadie
cuando tu luz abre las alas
algo llega
o habrá venido siempre
como una irrealidad que el agua inventa
sin saber que lo que busca
es ella misma
distraída de buscar
esto que somos
un miedo en lo extranjero del lenguaje
un pedacito de tiniebla
en la precaria casa
de vivir
así
la noche de tu cuerpo
no es tu cuerpo
es apenas la urgencia de escuchar
eso que canta
en lo amarillo del otoño
como país de lo invisible
tanta piedra o cielo de mi sol
o herida que se sabe
ternura encarcelada
oscurece
la música es el centro
de lo que no ocurre
falta mirar
lo que vemos
la paulatina aparición de lo perdido
tu belleza que sube por mi frase
más desconocida
y es este desierto inmenso
iluminado más que nunca
donde soy
y no soy
el agua que te bebe
*


(Fuente: Gilgamesh)

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