miércoles, 27 de marzo de 2024

Juan José Rodinás (Ecuador, 1979)

 

La vida de la chispa
(¿Por qué lo cerrado es lo único verdaderamente abierto?)
 
 

Esta botella que sostengo es
un envase de cuello estrecho y cuerpo ancho 
 
cuya finalidad es contener
el vacío
o
su explicación teórica
o
los líquidos que alguien quiere beber
o
la orina de un hombre que vive en calles y portones
o
la maqueta de un barco, armada con delicadeza,
como un cuadro de Seurat
pintado por luciérnagas.
 
(No puede contener, en cambio
a un señor asimétrico, enfermo y ridículo
que escribe poemas de autobullying
mirándose al espejo).
 
Esta botella que sostengo puede contener, en cambio,
una bebida deliciosa.
 
Quizás sea Coca-Cola
o
un refresco pirata que preparamos con mi hija
(jugando a la eternidad de estar juntos,
aunque apenas duraremos
un milisegundo
en la vida de las galaxias, en la vida de las vidas).
 
Una botella es
un artefacto cilíndrico que puedes sostener (como ahora lo hago)
 
e incluso apretar,
e incluso derramar,
e incluso recoger 
 
con la intención de refrescarte
o quizás por error
o quizás por mero aburrimiento y suerte. 
 
(¿O puede contener, en cambio,
a un hombre amargado,
salvado por la televisión,
los influencers y los memes?).
 
Una botella protege, a veces, refrescos
o
bebidas alcohólicas
o
venenos alquímicos y oscuros,
(similares a los cabellos de la mujer que quise,
a los ojos de la mujer que amé)
o
jarabes para la tos
o
leche
o
el corazón del niño que yo fui
(congelado en la esquina de una heladera rota). 
 
Esta botella que sostengo es transparente
como una noche de octubre 
 
lluviosa, progresiva
 
en un Hyundai que rueda
sobre el boulevard de la ciudad 
 
más contaminada de la tierra,
mientras suena una canción de Miles Davis 
 
”Willie the Wailer”
 
en el sistema de sonido del vehículo. 
 
En realidad, siempre estuve encerrado en un vidrio o un plástico:
el contenido de mi contenido de mi contenido
es el vacío que habla
mientras giro el volante. Y respiro.
 
Arrojo una botella por la ventana derecha y, allí,
en ese objeto que lanzo, estuve siempre.
 
Adiós, amigos irreales.
Esta botella que sostengo es amiga de las fotografías, 
 
la destrucción, los mares y las carreteras.
 
 
 
(Fuente: Facebook)

 

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