La poesía sale de su oscuro rincón
me mira desde sus ojos sin párpados
y me exige testimonio sobre el hambre
la persecución
el crimen.
Me conmina.
Me sentencia.
Y antes de esfumarse otra vez
deja en mis manos un afilado puñal de punta perfecta.
(Fuente: Daniel Rafalovich)
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