Salmo
veritas sequitur…
En la belleza mínima del bosque,
los ciervos se recuestan
¡Están ahí!
Sus ojos
sin esfuerzo, los labios
suaves hocican y los dientes
minúsculos y ajenos
mordisquean la hierba
Las raíces
cuelgan de la boca,
desparramando tierra
en el extraño bosque.
Son quienes son.
Sus senderos
abiertos por los dientes por los campos,
las hojas que les hacen sombra
cuelgan en las distancias
del sol
Los sustantivos más pequeños
proclaman su fe en ésto, que les causa
sobresalto a los ciervos, y hace que miren fijo.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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