El drogadicto que echaron
de la biblioteca era Jesucristo.
El mendigo que estaba sentado
en un banco del andén del subte
temblando de frío
Vos sos Jesucristo?
Veo cruces en tus ojos
cuando cae la tarde
y las gallinas caminan a tu lado
mientras con tus manos
les vas dando avena.
El ladrón que agarraron en el tren
era Jesucristo.
Era Jesucristo también su mujer
y su hijita con miedo
al ser conducidas por un policía.
Era Jesucristo la niña pianista
que dio el buenos días
a la audiencia que colmaba
un teatro de cristal
levantado en la Antártida.
Los días se pasan con formas de nubes,
soldados, caballos, andando en las sierpes
de una colina, o inmensos colosos
que ruedan luchando mientras se desperezan.
Y todo se trata de las cantidades
de harina y pescado
para alimentar la aldea.
(Fuente: Daniel Freidemberg)
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