(9 poemas)
UN DÍA EN CAMA
Ojalá no me hubiera resfriado.
El viento sopla y grita.
Ojalá fuera vieja, muy muy vieja
en vez de una niñita.
El día se me vuelve interminable,
en soledad bostezo
y no me gusta la canción del viento
que ruge por un hueso.
Es parecido a un perro que tuvimos
que entraba sigiloso
y arrebataba cosas: su ladrido
era un ruido espantoso.
Me senté y la niñera me ha obligado
a usar un chal que pica;
ojalá no tuviera tanto miedo;
qué horrendo que es ser chica.
Siento que fue hace muchos, muchos días
cuando tomé mi té;
¿Será que todos se fueron de viaje
y solo yo quedé?
Y no me puedo volver a dormir
aunque ya esté en la cama.
El viento espera que alguien lo alimente
y brama y brama y brama.
***
POR QUÉ EL AMOR ES CIEGO
El niño Cupido, cansado del día invernal,
sollozaba clamando cielos claros, abiertos,
hasta que ¡niño tonto! perdió los ojos de tanto llorar ---
y las violetas nacieron.
***
CUANDO FUI PÁJARO
Trepé al árbol de karaka
hasta un nido todo hecho de hojas
pero suaves como plumas,
empecé una canción que siguió cantándose sola
y no tenía palabras pero al final se ponía triste.
Había margaritas en la hierba bajo el árbol.
Les dije, sólo para provocarlas:
"Voy a arrancarles la cabeza de un mordisco
para darles de comer a mis hijitos".
Pero no creyeron que yo fuera un pájaro
siguieron bien abiertas.
El cielo era como un nido azul con plumas blancas
y el sol era la madre pájaro que lo mantenía caliente.
Eso decía mi canción: aunque no tenía palabras.
Hermano Pequeño apareció empujando
su carretilla en el sendero,
transformé mi vestido en alas y me quedé muy quieta,
cuando estuvo cerca gorjée: "Mío-mío".
Por un momento se deconcertó...
después dijo: "Uf, no eres un pájaro, te veo las piernas".
Pero las margaritas no tenían importancia,
Hermano Pequeño no tenía importancia:
yo me sentía un pájaro, ni más ni menos.
***
NUESTRA PELEA
Nos pareció gigante la pelea,
la habitación se vio chiquita, extraña.
Cada libro, la lámpara, los muebles,
se nos vinieron encima con saña.
Nos miramos, sentadas cara a cara,
en un pálido miedo silencioso.
"¿Para qué te quedás?", dijo, "mi cuarto
nunca será tu sitio de reposo."
"Antes de despedirnos para siempre,
caminemos, Katinka, te lo pido."
Y recorrimos juntas, en silencio
ese camino oscuro y conocido.
¡De pronto el cielo llameaba de estrellas!
"¡Katinka, mirá arriba, por favor!"
Así las dos, como niñas sedientas
bebimos de ese cuenco del amor.
"Qué par de bobas", me dijo Katinka.
"¿Por qué ese susto, pasó algo, acaso?"
Entonces suspiramos y reímos
y felices nos dimos un abrazo.
***
SOLEDAD
Ahora es la Soledad quien viene de noche
En vez de Sueño, a sentarse junto a mi cama.
Como una niña cansada espero oír sus pasos,
Y la miro mientras sopla la vela suavemente.
Se sienta sin moverse, ni a izquierda ni a derecha
Gira, y rendida, deja caer la cabeza.
También ella es vieja; también ella ha peleado la pelea.
Así, con laureles está adornada.
A través de la triste sombra la marea que baja lenta
Surca una costa estéril, insatisfecha.
Sopla un viento extraño…después silencio. Estoy lista
Para aceptar la Soledad, tomarle la mano,
Aferrarme a ella, esperando, hasta que la tierra estéril
Se llene con el terrible monótono de la lluvia.
***
A.L.H.B. (1894-1915)
Anoche por primera vez desde tu muerte
Caminé contigo, hermano mío, en un sueño.
Estábamos otra vez en casa junto al arroyo
Bordeado de altos arbustos de bayas, blancas y rojas.
“No las toques: son venenosas”, dije.
Pero alzaste la mano, y vi un rayo
De extraña risa luminosa en torno a tu cabeza
Y cuando te agachaste vi que las bayas fulguraban –
“¿no te acuerdas? ¡Las llamábamos el Pan del Muerto!”
Desperté y escuché el gemido del viento y el rugido
Del agua oscura al caer la costa.
¿Dónde – dónde está el camino del sueño para mis pies ansiosos?
Junto al arroyo recodado está mi hermano
Esperándome con bayas en las manos…
“Estas son mi cuerpo. Hermana, tómalas y come.”
***
EL ABISMO
Un abismo de silencio nos separa
Yo estoy de un lado del abismo – tú del otro-
No puedo verte ni oírte – pero sé que estás allí-
Suelo llamarte por tu nombre infantil
Y finjo que el eco de mi grito es tu voz.
Cómo podemos franquear el abismo – nunca hablándonos, tocándonos –
Antes pensaba que podríamos llenarlo con nuestras lágrimas,
Ahora quiero destrozarlo con nuestra risa
***
MALADE
El hombre del cuarto vecino
Tiene el mismo mal que yo
Cuando me despierto a la noche lo oigo darse vuelta
Y después tose
Y toso yo
Y él vuelve a toser –
Eso sigue mucho tiempo –
Hasta que siento que somos como dos gallos
Llamándonos en un falso amanecer
Desde granjas distantes y escondidas.
***
EL ANILLO
Sólo un minúsculo anillo de oro
Un eslabón apenas
Úsalo y habrás vendido tu corazón
…¡Extraña idea!
Mientras no destelle en tu mano
Serás libre.
¿Lo arrojaré en la arena,
Lo echaré al mar?
¿Cuál fue el mayor pecado de Judas,
El beso o el oro?
El amor debe acabar donde empiezan las ventas,
Según me han dicho.
No tendremos anillo, ni beso
Que traicionar.
Cuando escuches silbar la serpiente
Piensa en Eva.
...
Katherine Mansfield (Wellington, Nueva Zelanda, 14 de octubre de 1888 -Fontainebleau, Francia, 9 de enero de 1923) fue una destacada escritora modernista de origen neozelandés. Narradora neozelandesa que cultivó la novela corta y el cuento breve, convirtiéndose en una de las autoras más representativas del género. Representa un caso aparte en la literatura anglosajona de la época, pues, de forma análoga a la del ruso Antón Chéjov, supo captar la sutileza del comportamiento humano.
(Fuente: La Parada Poética)
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