Las bodas del cielo y el infierno. Una fantasía memorable.
Cierta vez vi a un demonio en una llama, que se plantaba ante un ángel sentado en una nube. Y el demonio pronunció estas palabras:
“Venerar a Dios es honrar sus dones, que derrama sobre otros hombres, según el genio de cada uno, y amar más a los grandes hombres. Quienes odian o calumnian a los grandes odian a Dios, pues no existe otro Dios.”
El ángel, al oír aquello se tornó casi azul; pero dominándose fue haciéndose amarillo y luego rosa claro. Y sonriente repuso:
“¿Para ti, idólatra, no es Dios uno? ¿Y no es visible en Jesucristo? ¿Y no ha aprobado Jesucristo la ley de los Diez Mandamientos? ¿Y no es el reto de los hombres un conjunto de insensatos, pecadores y nulidades?
Contestó el demonio: “Muele en un mortero a un necio con trigo, que de tal modo no expulsarás a su necedad de él. Si Jesucristo es el hombre más grande, tendrías que amarle al máximo grado. Ahora bien, escucha cómo ha aprobado la ley de los Diez Mandamientos: ¿No ha desdeñado al sábado, desdeñado así al Dios del sábado? ¿No ha asesinado a quienes fueron asesinados por defender su causa? ¿No ha quitado el peso de la ley sobre la mujer sorprendida en adulterio? ¿Hurtado el trabajo de otros para justificarse? ¿Prestado falso testimonio al omitir defenderse ante Pilatos? ¿Codiciado al rogar por sus discípulos y al pedirles que quitaran el polvo de sus pies para arrojarlo contra quienes rehusaban alojarles? Te digo que ninguna virtud puede existir sin quebrantar esos Diez Mandamientos. Jesús lo era todo virtud y actuaba por impulsos, no de acuerdo a leyes.”
Cuando terminó de hablar el demonio contemplé al ángel, quien extendió los brazos para abrazarse a la llama. Así resultó consumido y se elevó como Elías.
Nota: Este ángel, que ahora se ha transformado en demonio, es amigo mío. A menudo leemos la Biblia en su sentido infernal o diabólico, que el mundo obtendrá si se comporta bien.
También poseo la Biblia del Infierno, que el mundo obtendrá, lo quiera o no.
Una misma ley para el león y para el buey es opresión.
Traducción: PABLO MAÑÉ GARZÓN
Poesía completa. Buenos Aires. Hyspamérica Ediciones. 1980. Págs. 228-229.
(Fuente: La Mecánica Celeste)
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