lunes, 16 de mayo de 2022

Eugenio Sánchez Salinas (Murcia, España, 1980)

 

 UN POEMA DE EL PRIMER ANIMAL DE LO INVISIBLE




  

 

 

IV

 

 

 

pensabas en una vida más limpia que ésta

una vida que se podía lavar

tender al sol de tu bondad

una vida llena de rostros como viajes

¿dónde están esos rostros / esos viajes?

la vida está desnuda como un mar sin orillas

y no puedes volver la vida atrás

 

Juan Gelman

 

 

es la única convicción posible: la convicción de vivir, en la

persona equivocada, la vida equivocada

 

Luis Chaves

 

 

triste animal

vencido

que la tierra consiente

 

Ana Gorria

 

 

 

ANIMALES VENCIDOS QUE LA TIERRA CONSIENTE

 

 

…y luego está esa fe casi alfabética de ciertas cosas

 

de ciertas cosas como los bancos de piedra en la noche espesa

de los jardines

de ciertas calles desniveladas que termina muy arriba

de aquellas las madres abnegadas y quietas como los puentes

 

esa fe oceánica y entera hacia todo lo hijo, hacia lo que hay o

permanece de hijo en el pan y en la pena practicable

en la imprecisión de los animales domésticos y de los ancianos

domésticos

en los relojes de plástico de las paredes de las cocinas que

domestican al silencio, y a los colores ofensivos y vulgares

 

y en la luz de las farolas que cae y tiembla sobre el desplaza-

miento de los ríos

y en la tristeza fluvial de los peces y de las branquias de los

peces

y en los juncos callados en medio de la noche, calladamente a

oscuras como armarios maternos llenos de trapos, pinzas,

aerosoles, detergentes, en donde también

 

está esa fe entera y masiva hacia todo lo hijo, hacia lo que hay

de hijo en acudir a los lugares oliendo siempre a naftalina

 

o en estar pertenecido y obedecer como el limo o las manzanas

 

o a asentir como lo hace el cristal barato en un frutero de cristal

azul oscuro

obedecer con la devoción que regresa de los espejos igual que

se obedece a esas madres regresonas y encimadas

 

Pero los espejos tienen mucho de cansancio ya en el nombre

pero quedan los peines, lo que nos dejamos en los peines, en

las perchas, las distancias

para seguir hablando alto y otramente de nosotros

 

y saben golpearnos con nuestro envés más envés y la vida se

nos queda atrás como entre púas

y nosotros que quisimos despreciarnos la heredad de las creen-

cias

pero a que estábamos atentos, qué nos iba a quedar más allá de

las creencias sino nosotros!?

 

 

Nosotros

 

instantes prescindibles de la historia natural

torpes metamorfosis de qué cosas tan torpes

pobres caducos, pagados, impacientes

piedras, ni siquiera piedras a mitad de camino hacia qué donde

tan oscuros y a oscuras e iguales o ínfimos como bolsillos

tristes organismos equivocados

errores de quién tan pretencioso

inoportunas tentativas de la nada

 

 

 


El primer animal de lo invisible

 

Ediciones Liliputienses

 

(Fuente: Papeles de Pablo Müller)



 

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