Toda
la poesía de Guillermo Sucre debería leerse buscando acompasarse a su
navegación entre la tensión y el acorde de la palabra con el mundo.
María Fernanda Palacios
De
Mientras suceden los días (1961)
I
Atado
como siempre a tu simetría de oscuro río
que
fluye entre mis manos.
Ya
no hay girasoles en tu pecho,
sino
lágrimas y otras caídas hojasdel árbol de la noche. Y más espesa,
más
silenciosa, aferrada a eso pequeños
amuletos
que ha destruido el tiempo,
y
a las palabras: ¡oh redes vacías!
Una
ráfaga de tu olor me precipita, sin embargo;
después
un viento grave me atempera.
Herido
más tarde como un tigrePor el celo de la tierra,
me sacudo las mojadas hojas que me dejas.
Tu cabellera y grandes arañas en mis ojos
pervierten luego mi reposo. Y nuevamente
soy
el movimiento de los días,
el
movimiento de las hojas del otoño
recién
extinguido.
V
Cuántos
ríos, mares, que el horizonte exila
y
que yo reúno en tu corazón;cuántas auroras, extensiones naturales
del augurio, limbos ensangrentados.
Y
las cosas que apaga mi tristeza
cómo fluyen en ti a imagen del fuego.
He
aquí las ciudades que atravieso,
poseído
de los climas con que te rodeo;
y
mi rostro fundido bajo los soles,
mi
espíritu arrastrado por las calles
al
abrigo de respuestas y revelaciones,
mis
pasos al azar del gris o del púrpura,
mi
lenguaje sustituido por las lluvias,
el
caracol de los días despiadadamente callado
junto
a ti que inicias las distancias,los atributos y las posesiones del amor.
VI
El alba, como un hormiguero gris,
devora nuestros cuerpos, nos distancia.
Nos sobresalta el soplo que atraviesa
las calles, los jardines,
nos enfrenta a los vagos, opacos
vestigios del sueño.
Aún hay noche donde tus ojos
hacen fuego y aún eres vertiginosa
del
instinto, anémona deshecha
en
un océano triste.
El
día irrumpe luego en ti, coronación de reflejos,
y
se aviva en tu carne el olor de la tierra
como
un nuevo espíritu.
Amanecido
en medio de la nada de la sombra,
aún
debo jadear entre aguas invisibles,
cenizas
implacables,
para
conquistar la dura aparición
de
tu fulgor.
De los viajes y el Regreso
I
Me
esperaban los crepúsculos sobre el mar.
El
mar que glorifica los desastres y sella los enigmas
El
mar erguido en sus violencias, sus instintos,inacabado e inabordable en su eternidad.
Debí atravesar sus resonantes dominios, poseído
de silencios y de blasfemias.
Las
aves que asumían la distancia me abandonaban
a
los destellos de los atardeceres.
Los
delfines se cruzaban, sagrados, nupciales,
como
espadas: en ellos reconocí
la
furia o el amor.
Y
el olor de brea de los buques era ya la ausencia:
puertos
y ciudades - ¡oh memoriosas
imprecaciones
de la piedra!-que se acumularon en mi corazón.
Ciudades impenetrables o sensibles a la noche que
se ilumina como un hangar.
Entre
las duras aguas un orden sistemático moría,
Una
raza de lamentos,
Un
orgullo de ídolo en el ocaso sobre la faz del
Mundo.
Se
esfumaba una red de palabras como una
dinastía
de sal.
Había
tanta fosforescencia, tantos soles caídos en
las espesas olas,
y
luego ese martirio de la luz devorándose a sí
misma,
aquella
cadena de sonidos prolongando la muerte.
Oh
vigor inmóvil saciado en sus cenizas, límite
más
allá de los límites,
materia
jadeando de materia,
¿quién
me arrojaba en tus parpadeantes sueños,irisados de lámparas, de vigilias:
el
rayo de la muerte rápido como un deseo o las
embriagadoras
crisálidas de la vida?
…Más
era el tiempo de partir.
El
tiempo de arder, oh memoria, en la arboladura
de
los navíos,
bajo
la constelada dehiscencia de los cielos.
Se
abrían los caminos del estupor, los grandes
nacimientos.Y más lejanos que los sueños, sucumbían los recuerdos,
Mi
adolescencia condenada a las espejeantes
Comarcas
del estío,
El
brillo o el secreto de aquellos seres en una
soledad
de abismos y cometas.Así, en la inminencia de la hora, como en la turbulenta
caída
de las sombras,
fui
penetrando aquella vastedad…
Me
pertenecían aquellas costas desérticas.
Me dilataban aquellas olas salvajes y solemnes.
Y
era acaso el destino, semejante a un fuego que
devora sus cenizas.
O
la noche que irrumpía entre tantos reflejos.
O
el alma ya deshecha entre los errantes reflejos.
Y heredero del futuro, hombre transitorio y volcánico,
dominado por los ademanes del mar,
imaginé
entonces la tierra que habría de conocer,
y,
evadido de la muerte o de mi propio lamento,
construí la ciudad del exilio:
su
multitud de seres que se levantan y se destrozan
en
medio de la fugacidad de los días.
Donde
el Viento no ha podido vencer
II
Somos,
cada uno, toda la historia.
No
el espíritu, el éxtasis
que
lo embalsama y lo suspende
en
sus radiantes jerarquías;
no
la gracia de una edad con la púrpura
de
su origen, flor ilusoriacomo la eternidad;
no la sangre que, sin vivir, extinguida
violencia,
cada día se preserva
del
fuego o del desastre,sino esta cólera cambiante, esta ola
oscura
y ardiente de la vida,
más
la sal que la devora o la redime,
más
las ruinas también,esas congojas
que se acumulan en el fondo del tiempo.
VIII
Mas
en mi corazón como una brasa del estío
de
la tierra, en lo más arduo, irreparable
de
mi corazón,
en su dura
hoguera:
allí
te precipitas y ardes y te avivas,
oh
incesante, heredera de tantos fuegos
extinguidos
y perdidos.
No
dejan cenizas tus llamas, no hacen sombra.
Son
puro destello como el presente.
No
crepitan de nostalgias en el exterminio
del
tiempo,
no son requiebros del
ayer:fulgen, crecen, como el Río que lame,
inexorable, nupcial, mi ciudad.
Oh
reinante de grandes ojos como los astros
del
sur,aquí todos te evocan más libre
que
los sueños, todo te origina, te recrea
en
el grave ardimiento de los seres.
Y,
desafiante, inminente como una ola
o
como un relámpago,
penetrasen el clima de mi corazón y allí de nuevo
eriges
la antigua, desterrada columna
de
fuego del amor.
De
Serpiente Breve (1977)
SERPIENTE BREVE
en ro(s)cas de cristal serpiente breve
g.
NOCHES
BLANCAS
soñamos
con las noches de San Petersburgo
y
nos despertamos en Pittsburgo
EL
OTRO AMANECER
el
día dice que sí
porque
la noche es
perdurable
IL PENSIEROSO
si de verdad existimos
por qué nos creemos ilusorios
RECUENTO
tu
rabia minuciosa no es
como
tu espléndida tristeza
LA LATA
yo estoy fuera de la literaturayo no escribo sino con sangre
yo sólo escribo por raptos (de sabinas)
yo desprecio el oficio cuando oficio
yo no hablo de la eternidad (ella habla por mí)
soy el soplo de las edades
las edades del soplo
el soplo sin edad
etc
etc tec
De
La Vastedad (1990)
ESCRIBO
CON PALABRAS QUE TIENEN SOMBRA PERO NO DAN
sombra
apenas
empiezo esta página la va quemando el insomnio
no
las palabras sino lo que consuman es lo que vaocupando la realidad-
el lugar sin lugar
la agonía el juego la ilusión de estar en el mundo
la ilusión no es lo que hace la realidad sino la ráfaga
escindida-
simulacros
donde ocurren las ceremonias
intercambios del fulgor del vacío
del deseoya no hay sitio para la escritura porque ella es el
sitio mismo- de lo que se borra
no descubrimos el mundo lo describimos en su terca
elusión
ya no volveré al mar pero el mar vive en esa ausencia
que el mar cuando la palabra lo dice
y se derrama sobre la página como una mano
ya no estaré en el bosque sino en la hoja que escribo
y entreveo su ramaje pasa el viento
ya
no habrá más verano sino ese sol que devora a la
memoria
y viene la gran noche de la arena
que cubre los
ojos y sólo podemos leer lo que no
estabaescrito.
HAY
LA CABEZA QUE NACE EN EL ESPEJO PULIDA POR
el
pensamiento
aparece
como la música que regresa después de
un largo olvidola luz que la dibuja desvela la noche de donde
emerge
remota como el pájaro que late en nuestras
manos
la
piel quemada por las cicatrices de laintemperie
es la cabeza amada que yace en los acantilados
al fondo de los años
la
sal se destroza y se dispersa en su pelo
la
playa que antes de abandonar el sol ilumina
se despeja en su frente
sus
ojos fijan la fría fulguración de quien
despierta en medio del sueñoy ya no reconoce el mundo.
Transparencias
No bañado sino penetrado de luz. No
lo que nos refleja,
Sino
lo que vemos. El cristal, no el espejo: una imagen vistasin través: nítida, pura, absoluta en sí misma, sin destello.
Una imagen que es imagen. Un rostro que es un rostro
-sobre todo por sus ojos, por su mirada.
El tiempo es una ráfaga. Es también una hoja suspendida
entre el verano y el otoño, que nunca veremos caer. La
respiración
en vilo no admite arrebato ni memoria. Somos
lo
que es el animal sobre la tierra: la costumbre de ir devorándoseen su propia piel. La luz nos frota como la arena en
una
playa donde nos vamos quedando solos. Con el mar y
la
noche. El viento. La sal que secretamente se extiende.
Inreflexiones
In-
flexiones
de la palabra: hacen de uno muchos objetos
sin
tocarlos sin gastarlos: no los palpan
re-
flexiones
del cuerpo: escritura del universoun objeto que no sea sensación
una memoria que no sea recuerdo
vaciar el sentido
lenguaje:
reloj de arena
lo
demás es lo viciado: lo pleno
de
sentido de poder
palabras
que no nuestras que no poseemos
de
repente al apenas decirlas ya nos poseen
el mundo es una dicción que no nos es dado
pausar pautar sino con el cuerpo
Las palabras
tienen que seguir siendo lo que son
lo
que siempre han dejado de ser
no
hay dos lenguajes: la misma palabra que habla
es
la misma que callapero hay dos silencios: la misma palabra que calla
no
es la misma que habla
cada
palabra desplaza a otra que nunca logramos
decir.
Tumeremo, Bolívar (1993).
(Fuente: RHLUNICA.blog)
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