Aprendí de tu desnudez
la tarde en que supe lo que ella tiene que ver con el
olor de la lluvia.
Ahora que llueve, aprendo la lluvia, íntima y transparente
como tu desnudez en la tarde.
Huele a tierra, a hojas, a tristeza, a tu rostro,
y sin embargo, todo lo que se puede decir sobre la lluvia
son palabras: lo único cierto ella misma lo dice
contra la ventana, contra el vidrio empañado donde sólo
es posible dibujar tu nombre.
Sí, ya escucho, "en la hornalla ronronea el agua",
afuera anochece.
Miro como comienzan a llorar tus letras y callo: la única manera
de amarte ahora es callar y oír.
de Apuntes, VII, 1982-1985.
(Fuente: Ari Pincharrata)
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