La muerte de un poeta
Un poeta muere como cualquier hombre.
Se desploma de pronto o padece una larga enfermedad.
Abandona entonces a sus hijos, sus afectos y sus pequeños lujos:
su infancia,
la carta de un amigo
y algunos libros que lo encallecieron.
Además,
los poemas que nadie escribirá por él.
La pared
Todas las mañanas un hombre levanta las paredes de su casa.
Sube a los andamios; el sol brilla en su piel.
Abajo, sus hijos juegan en la arena.
Está solo.
Quizá piensa en la mujer que tuvo o en la época en que fue feliz. Cuando termina su trabajo,
recoge sus herramientas
y regresa por el mismo camino por que llegó.
/ de La razón migratoria, 1977.
(Fuente: Ari Pincharrata)
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