SIETE POEMAS DE EL BENEFICIO DE LA ENFERMEDAD
Esa sustancia dulce en la cabeza
y ese olor
a madera enmohecida, esa
calma.
Alzo la barbilla al techo
esperando
que todos comprendan la fragilidad de los gestos que todos,
que alguien
se dé cuenta.
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Un continuo recrear la infancia.
El resto.
En eso se basaba la vida.
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DESPUÉS
Duerme dentro de mí.
Tu cuerpo anestesiado con mi jugo espeso.
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Quien está llamado al abismo lo estará siempre. Eso se sabe.
Y volverá a caer. Una
y otra vez.
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Una herida arroja luz propia,
dicen los cirujanos.
ANNE CARSON
El verbo extrañar
hermoso.
Como en
extraño la cama, extraño esta ciudad,
extraño tu cara.
Es decir
Se me hace extraño no dormir en la ciudad, o
no me acuerdo exactamente de tu cara.
Disecar el amor
como polillas de vuelta en las maletas.
Europa es una herida que arroja luz propia.
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PICOR
Un gran poema fue mi único parto:
musgo entre las
ingles.
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Las palabras como destellos en los ojos suaves
como manchas de tinta automática
con los ojos cerrados
escribo
con los párpados acurrucados
para que no exista la vergüenza
como en la cama.
En: El beneficio de la enfermedad
Ártesa quien pueda / poesía
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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