Me tatué las venas del corazón
La aguja se corrió lo suficiente como para enterrarse en mi vena principal
Y hacerme negra la sangre.
Me sacaron el corazón
Ahí va el weón sin corazón
Me dicen en la calle cuando me ven
Ahí va el weón sin sangre
Ahí va el chupapenes
El pirata gay
El weón de mierda
El cara de cráter
El mordisco en la mejilla
El ladrido de un perro
-me voy del país!-
El Margaret Tatcher del Pueblo Seco
El escupo en el ojo para lubricar las visiones
El hambre infinita
El devorador de sombras y de hombres
Y de hombros y de dientes
El que ladra con los maxilares abiertos de niños
El que se inunda de bocas y de gritos y de gestos
/poeta negro
SAXOS AGUDOS EN LOS TÍMPANOS!
Lloro hasta sangrar
TENGO UNA COMPOSICIÓN DE NINFAS DANZANDO EN LAS CUENCAS TENGO LA IMPRESIÓN EXTÁTICA DE UN AQUELARRE IMPROVISADO UNA HOGUERA Y UN PEDAZO DE CARTÓN Y UNA ANCIANA LLENA DE VIDA Y UN BEBÉ MADURO COMO UN FRUTO JUGOSO
Tengo a Guayaquil en la sangre
Y a mi amigo Lucas en un vientre de oro
Tengo al lector de rodillas
La intuición de un sueño
Eso que pasa cuando creemos haberlo vivido y es cierto
O la imagen de un recuerdo que nunca sucedió
O la idea de un mito
La evocación de un poema
Flores para la reina!
Me muero!
Enfisemas y suicidios y muertes lentas como tangos apasionados
Prosa rabiosa como un perro infecto
Cachorros de agua
Un papel mural hecho de espejos para reflejar a cada instante la vida!
Y tengo la vida pasándome a borbotones como un tren caído de un rascacielos con olor a nube
Tengo una mujer en Francia que se llama Ivette y hace empanadas de sangre
Tengo un perro pequeño que se llama Waly y es más feliz que las amapolas
Tengo una chinche en la espalda con tres divorcios y tengo la impresión de que una vida no es suficiente para tantas muertes
Me muero! Me muero! Pero como todos
En silencio y lentamente como un tango maduro
Como Astor Piazzola asesinando violines
Con una sutileza de cámara y un rugido de orquesta
Como un marroquí en un baño público llorando por Tánger y las bugambilias y los gatos con ojeras de niña y la mujer
Que nunca tuvo pero que perdió
Tengo a Paul Celan cautivo en una taza de té
Tengo mucho frío y un cuarto con vistas al subterráneo
Tengo el sueño de una orgía de compañeras mientras Pasolini duerme borracho bajo un helecho
Tengo un diario de vida que se llama Juan Nadie y se me confunde con la muerte
Tengo mañanas más difíciles que el pasado
Tengo sueño doctor tengo sueños
Tengo esperanzas
Terribles como el tatuaje de un cuchillo en las retinas.
Vomitando en Girona (elementos para un sueño)
Soñaste con tu padre, un vagabundo viejo y borracho.
Tu tío Arsenio se burlaba de él delante de tu familia.
Yo tenía bruxismo y me despertaste con los dedos metidos dentro de la boca.
Me preguntaste si estaba bien.
Yo no entendía nada.
Unos segundos antes estaba llorando desconsoladamente al lado de mi abuelo
que era ya casi el cadáver de mi abuelo
mientras veíamos videos del nacimiento de la hija de mi prima
Antonia allá en otro país
proyectada en una pantalla gigante
y me lamentaba diciéndome por qué
por qué estoy aquí si ellos están allá
mi abuelo muriendo en este lugar
y mi prima haciendo una hija en otro país.
Pensaba “quiero vivir en Valparaíso
o en Cartagena”
pero es que siempre quiero vivir ahí donde no estoy.
Por eso fue tan confuso despertarme del sueño.
Luego me gritaste desde la cocina mientras arrastrabas los colgadores llenos de ropa mojada
y yo no tenía cómo saber que afuera llovía
solo te miré con una cara de odio tan silenciosa como
penetrante
y me fui pensando hija de perra por qué mierda me tengo que levantar así
mientras me dirigía a comprar una barra de pan y leche
todavía con lagañas en los ojos
y en el camino recordé cuando estuve en Girona con Felipe
apenas vi ese lugar dije yo voy a vivir aquí
no sé si porque realmente me gustó o porque odiaba Barcelona y cualquier lugar hubiera estado bien
pero la verdad es que realmente me gustó
y fuimos al cementerio y les robamos un par de ofrendas a los muertos
y al día siguiente vomité todo el día
luego de emborracharnos bajo el puente y tomar agua de río
con todo el frío y la maldición de los muertos de Girona sobre nuestras cabezas.
Vomité en el baño de una cafetería hasta que se hizo de noche
vomité en las hermosas calles de Girona aferrado a sus farolas del siglo XIX
vomité a los pies de la catedral donde grabaron no sé qué serie y donde Felipe me tomó una foto pálido y ojeroso tirado en las escaleras de mármol
vomité en las vías del tren
en el baño del tren
en el suelo del tren
“Felipe por favor dime que esto no es sangre —le decía yo—
dime que no estoy sangrando”.
Tenía que agarrarme el vientre con las dos manos para evitar que mi estómago me saliera por la boca en las arcadas que se hacían cada vez más violentas.
Finalmente vomité en la sala de espera de un hospital del Raval
donde Marina tuvo que pelear con la enfermera de turno para que me atendieran
porque no tenía papeles
y porque no estaba empadronado en ese barrio.
Lo logró, no sé cómo pero lo logró
y vomité en la camilla donde esperaba al doctor
que me inyectó un líquido más espeso que el agua de río que había tomado la noche anterior.
Eso es todo.
Lo demás sin mucha novedad.
Tú, que tal vas?
Mándale mis cariños a C.
(Fuente: OJOXOJO)
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