La caída
Y yo que soy el rey de toda esta incoherencia,
yo mismo torbellino, me angustio por fijarla
y giro hasta partir... Pero todo se me resbala
entre bruma y somnolencia.
Si acaso en mis manos queda un pedazo de oro,
se vuelve falso... lo arrojo lejos...
Yo muero de desdén frente a un tesoro,
muero de penuria, por exceso.
Me elevo en el color a fuerza de quebranto,
extiendo los brazos del alma —¡y ni a un espasmo venzo!.
Me meneo en la sombra —en nada me condenso...
todavía yo vibro agonías de luz, sin embargo.
No me puedo vencer, pero me puedo aplastar, .
—vencer a veces es lo mismo que caer—
Y como aún soy luz, en un gran retroceso,
con iras ideales asciendo hasta el fin:
Miro desde lo alto el hielo y hacia él me arrojo...
............................................................................
Caí...
Y me quedo solo, ¡aplastado sobre mí!...
en Dispersão (1914), incluido en Antología breve de la poesía portuguesa del siglo XX (Instituto Politécnico Nacional, México, 1998, selec. y trad. de Mario Morales Castro).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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