ATIENDE…
Atiende:
si mi hijo
si nuestro hijo
fuera naciera sol o
luna homosexual poeta o
guerrillero ah si creciera
guerrillero o usurero al tanto %
o asesino oficinista vendedor de
peines en el subte o suicida flor
o cerdo violador de tumbas o impasible
espectador del mundo comprensible padre de
familia actor de cine Rita Haywort Tyrone Power
sacerdote verdugo militar terrorista puta carcelero
en la exacta mitad de tu ombligo te explico Manés que
si nuestro hijo recoge la bandera que dejamos o por
el contrario un ejemplo la olvida la traiciona la
veja la vende a razonable precio entendeme si
nuestro hijo mañana es muerto por ir más
allá de donde fuimos o por menos o por
error o por justicia o por lo que sea
si los muertos somos vos o yo o los
dos y él quien nos fusila de todos
modos Manés habremos ganado
porque la libertad es lo único
que debemos legarle a los
demás compañera amiga
mía no tiene mayor
relevancia.
***
«El 17 de mayo de 1975 llamó Manés y dijo que estaba preocupada, porque Jorge no había vuelto a casa la noche anterior. Extraña mezcla de economista y poeta, casado, 29 años y una hija de 3, Jorge Money trabajaba en La Opinión.
»Los compañeros empezamos a movilizarnos: llamadas a conocidos, a algunos contactos en Economía, al sindicato, a amigos comunes… Nadie sabía nada. Manés llamaba y volvía a llamar al diario, cada vez más angustiada. Enrique Raab –hoy, desaparecido– y yo –hoy, sobreviviente– subimos al primer piso, entramos al despacho de Timerman y le pedimos que se moviera ya mismo y que, al otro día, en su primera página, el diario denunciara la desaparición de Money.
»–¿Otra vez Money? ¿Ese loco? –Timerman se enfureció–. Llamen a Vieytes. Debe estar ahí…
»En esos días, Timerman no tenía tiempo para “locuras”. Vivía la suya propia, como la de creer que, en cuestión de meses, un general “liberal” llamado Jorge R. Videla salvaría a la Patria o, como mínimo, a su patria, su diario, su omnipotencia.
»El 19 de mayo de 1975, en un descampado cercano a las piletas de Ezeiza, Jorge Money apareció acribillado. Tenía las manos atadas con alambre. ¿Por qué la Triple A había matado a un poeta, a un cronista de prensa, a alguien cuyo nombre no fulguraba en ningún estrellato político ni intelectual ni periodístico? Pocos aún entendían que sembrar la muerte sin grandes porqués era una de las técnicas del terror y un anticipo del terror sistemático que se instauraría a partir del 24 de marzo del año siguiente. Cuando la sociedad –incluido Timerman– empezó a darse cuenta, ya fue tarde. No alcancé a comentarle a Money que el primero de los poemas tenía la forma del vientre embarazado de Manés. Nunca, al menos, hasta ahora, cuando su carpeta, que viajó conmigo al exilio, vuelve y vuelve a ser abierta y él, de nuevo en su país, con sus poemas, insiste en la locura de vivir. Y vive.»
[Alberto Szpunberg]
(Fuente: Ancap)
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