domingo, 20 de junio de 2021

Giorgio Caproni (Livorno, Italia, 1912 - 1990)

 

 

 AH MIS QUERIDOS


     Todos aparecieron

transparentes

                             Todos

en espíritu.

                 Todos

en la inatrapable esencia

de la sombra


                  Pero vivos.


    Vivos dentro de la muerte

como los muertos están vivos

en la vida.


                Traté

de contarlos.

  

                 El número

se perdió en el vacío

como, en el viento, el número

de las hojas.


            Ah mis queridos.

Ah mis odiados.


           Lloré 

con amor y furia.


          Pensé

en mi mente ciega.

    

   Cerré la ventana.

                    El corazón.


La puerta.


       Con una doble vuelta del cerrojo.

 




   POEMA PARA ADELA


Es invierno.

             Nevando


Los dedos están blancos.


La mente es blanca.


Mi oscura linterna...


Palomas, pasan

en la helada niebla. Plumbeo-transparente.


Querida Adela, ¿puedes oírme?


Estoy cerca del Fuerte.


Ya estoy adentro de la muerte.

 

 




UNA PRONTA RESPUESTA


                                     El guardabosques

                                     con una sonrisa irónica:


 "Cazador, la presa

que persigues nunca la veo."


                                        El cazador,

                                         alzando el rifle:


 "Shhh. Dios existe tan sólo

en el momento en que lo matas."




PRUDENCIA DEL GUÍA


Aquí donde hemos venido, los ojos

ya pueden ver bastante alrededor.

Bajemos las mochilas. Empujar ahora

y avanzar de nuevo,

más que sabio

podría, pienso, ser un signo

de estupidez en todos nosotros.


Sabrán que a una cierta altura

-es mortal- la rodilla

se debilita con facilidad.

No nos excedamos. la llanura,

aquí en el altiplano, es más 

hospitalaria que en cualquier otra parte; es ideal

de hecho (a mitad de camino,

antes de que la mente se vacíe

de todo) para tomar aire.


Hemos caminado,

alegremente, lo suficiente

como para poder sentarnos ahora.

Bebamos entonces,

con calma, y propongamos un brindis.

¡Pero cuidado! No empecemos

a fanfarronear. Todos nosotros conocemos

los lugares de detención, uno por uno.

Pero también -no nos olvidemos.

nuestra deuda con el futuro.


Desde aquí podemos ver

una pendiente entera. Así que

estamos seguros de una cosa.

Esperemos aquí. ¿Qué sabemos,

todos nosotros, acerca de qué nos aguarda

allí, cuando pasemos la cresta?


Hay variadas

murmuraciones. Voces. Bullicios.

Nada más. Así que antes de aventurarnos

saboreemos juntos

esta inusual seguridad.

 

***



Giorgio Caproni nació en Livorno en 1912 y vivió con

sus padres en Génova desde 1922 hasta el fin de la Segun-

da Guerra Mundial. En 1935 se convirtió en maestro de es-

cuela primaria. Llamado a filas en el 39, luchó en el frente

occidental y, en el último período de la guerra, junto a los

partisanos anti-fascistas. Después de 1945 trabajó como

maestro de primaria en Roma, escribiendo durante todos 

esos años. Murió en 1990.

Siempre fue considerado un outsider, como poeta, ya que

prescindió del elemento autorreferencial y 'hermético' en 

su obra, que estaban totalmente de moda durante los años

de la guerra y los posteriores a ella. Como él mismo dije-

ra: "Siempre he sospechado de una poesía que no menciona

por lo menos un vaso o un cordón de zapatos." También ha-

bló de su "horror" tanto de los juegos sintácticos como de 

los juegos de palabras conceptuales.


Versión al inglés: Peter de Ville (lamentablemente en este ca-

so no cuento con la versión original en italiano).


FUENTE





Modern Poetry in Translation. New Series / N° 13

Greece. 1998.


Versión del inglés: Robert R. Rivas (c)

 

 

(Fuente: Idiomas olvidados)

 

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